Una campaña lanzada por cataríes les está pidiendo a las mujeres extranjeras que se vistan con más recato cuando visitan el país.
La campaña busca alentar a las visitantes a mostrar más respeto por las tradiciones del país. No es encabezada por extremistas religiosos, sino por locales moderados que están preocupados de que el consistente influjo de extranjeros está amenazando costumbres arraigadas en 1.400 años de islam en la Península Arábiga.
Las activistas dicen ser madres y esposas, pero también guardianas de la sociedad islámica. La mayoría de las mujeres cataríes se cubren la cabeza y lucen vestidos negros largos. Muchas se cubren además los rostros, como es común en la vecina Arabia Saudí, donde la policía de moralidad hace cumplir los estrictos códigos de vestuario a locales y extranjeros.
Los participantes en la campaña comenzaron a repartir volantes esta semana. Establecerán estantes el 20 de junio en las calles de Doha, la capital, y planean distribuir más de 200.000 volantes para llamar la atención a sensibilidades locales con lemas como: «Si estás en Catar, eres una de nosotras» o «Calzas no son pantalones».
Niños llevarán los lemas en camisetas, y mujeres y hombres repartirán café tradicional, chocolate y rosas junto con folletos.
Una integrante de la campaña, Mariam Salé, dice que ya no va a centros comerciales ni mercados al aire libre los fines de semana porque los vestidos transparentes, faltas cortas y escotes bajos revelan mucho más que lo que quisiera que viesen sus hijos.
El gobierno, que permite el consumo de bebidas alcohólicas en hoteles para complacer a los extranjeros, no está involucrado en la campaña, que es financiada por voluntarios. Los organizadores dicen que buscan diseminar información a los visitantes, no presionar por nuevas leyes ni reformas. El activismo político de cualquier tipo está severamente restringido por la monarquía.
Efectos similares para reducir la influencia occidental están en marcha en otros países del Golfo. En Kuwait, un legislador pidió una prohibición a la «desnudez» pública — en referencia a bikinis en playas y piscinas de hoteles. En Bahrein, legisladores a menudo demandan la prohibición del consumo de alcohol en hoteles y en los Emiratos Árabes Unidos, locales lanzaron una campaña similar de vestuario recatado en el 2012.
Entre hombres y mujeres cataríes, el recato en el vestir es visto como una forma de desalentar las relaciones sexuales prematrimoniales y el adulterio, además de tratar a las mujeres con respeto. Las enseñanzas islámicas dicen que la mayor parte del cuerpo de una mujer debe estar oculto para personas ajenas a la familia inmediata.
«La tierra tiene su atmósfera, para cubrirla y protegerla. El huevo tiene su cáscara. Todo tiene algo que lo protege», dijo Salé. «Nosotros pensamos que una mujer es como una perla. Tiene que tener un caparazón para crecer y florecer».