Cataluña acude a las urnas


Joan Puigcercos, lí­der del partido izquierdista ERC, participa en un mitin previo a las elecciones regionales en Cataluña. FOTO LA HORA: AFP LLUIS GENE

Los catalanes renuevan, el domingo, parlamento y gobierno regionales, en unos comicios en el que los socialistas, lí­deres de la coalición de gobierno saliente, podrí­an sufrir un severo varapalo, que algunos interpretan como una advertencia para el jefe de gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero.


«Somos conscientes de que salimos en segunda posición», confesaba el portavoz del Partido Socialista de Cataluña (PSC) en el parlamento regional, Joan Ferran, cuyo partido podrí­a abandonar el poder regional tras siete años, en favor de los nacionalistas de Convergencia i Unió, a los que los sondeos parecen dar la mayorí­a de votos.

La crisis económica o el fallo del Tribunal Constitucional español enmendando algunos artí­culos del Estatuto de Autonomí­a ampliado, en una región celosa de su autogobierno, parece que pasarán factura al actual gobierno regional formado por socialistas, los ecolo-comunistas de ICV y los independentistas de izquierda de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

La decisión del Tribunal Constitucional «ha sido muy mal encajado en Cataluña que lo tomó como una agresión a la soberaní­a popular», aseguró Ferran.

«La crisis económica fue la gota que colmó el vaso», aseguró, por su parte, el diputado CiU, Oriol Pujol, añadiendo que «el partido socialista no abordó con musculatura y coraje las medidas que debí­a tomar contra la crisis».

Antigua locomotora de España, Cataluña perdió su puesto en 2009 en favor de la Comunidad de Madrid y, para algunos, el culpable del declive económico es el tripartito que gobierna Cataluña desde 2003.

«El gobierno catalán creó una administración demasiado pesada e intervencionista», según el economista de la Esade Business Scholl, Pere Puig, que apunta también al «problema de la deuda», que aumentó un 24,2% interanual hasta alcanzar los 29.500 millones de euros a finales de junio, es decir, un 16% del PIB.

Así­, cuando el próximo domingo, 5,3 millones de catalanes acudan a las urnas, los socialistas obtendrí­an 31 o 32 escaños (37 actualmente), mientras que CiU lograrí­a entre 63 y 65 diputados (49 ahora), de los 135 de que consta el parlamento regional catalán cuya mayorí­a absoluta se establece en 68 escaños, según un sondeo del Instituto Noxa para el diario La Vanguardia.

Este resultado darí­a una cómoda mayorí­a relativa a los nacionalistas y permitirí­a a su lí­der, Artur Mas, convertirse en el nuevo presidente regional y a la formación volver a la «Generalitat» (gobierno regional), que ocupó durante 23 años hasta 2003.

Sin embargo, Mas deberí­a necesitarí­a ayuda para gobernar y, en este sentido, sus declaraciones apuntan a buscar pactos puntuales para momentos especí­ficos, más que tratar de formar una coalición de gobierno.

Los socialistas, con el presidente regional José Montilla a la cabeza se juegan mucho, también a nivel nacional, por lo que el jefe del gobierno español, José Luis Rodrí­guez Zapatero, se ha implicado en la campaña para tratar de revertir los malos augurios de las encuestas, máxime cuando el próximo año hay elecciones locales y regionales en España y en 2012 generales.

«Es verdad que hay un efecto contaminante. Hay vasos comunicantes, pero no son determinantes», afirmó Ferran, preguntado sobre la posibilidad de una extrapolación de los resultados del domingo a unas elecciones nacionales.

Mayor descalabro que los socialistas podrí­an experimentar su socio de gobierno ERC, ya que los sondeos afirman que lograrí­a entre 10 y 12 escaños (21 actualmente), mientras que ICV se quedarí­a con 9 o 10 diputados (ahora tiene 12).

El conservador Partido Popular de Catalunya mantendrí­a sus 14 diputados o experimentarí­a un ligero descenso, según los sondeos.

ECONOMíA Pierde su primera plaza


Tras ser durante mucho tiempo la primera región económica de España, Cataluña, llamada el domingo a renovar su parlamento, perdió su ventaja frente a la comunidad de Madrid, merced, según algunos expertos, a una mala gestión, hasta quedar por detrás de la capital por la crisis.

Nadie se resiste a comparar las dos ciudades rivales: Madrid, corazón polí­tico de España y Barcelona, capital de una rica región industrial y turí­stica.

Locomotora del paí­s con un presupuesto superior al de Chile o Ucrania (39.700 millones de euros en 2010), Cataluña ha sido históricamente la región con mayor peso en el PIB nacional.

«Se trata de una economí­a fuertemente exportadora», cruce de caminos entre Francia e Italia, destaca Pere Puig, economista de la Esade Business School.

Sin embargo, en marzo llegó el golpe, cuando la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS) reveló que en 2009, por primera vez, la región de Madrid con un 18,71% del PIB, superó a Cataluña (18,68%).

En renta por habitante, esta región nororiental se sitúa en el cuarto lugar de las 17 comunidades autonómicas españolas, por detrás del Paí­s Vasco, Madrid y Navarra.

«Cataluña está en declive en el sentido de que en los dos últimos años es la penúltima autonomí­a en materia de crecimiento económico», apunta Gonzalo Bernardos, vicerrector de la facultad de Economí­a de la Universidad de Barcelona.

«Madrid ha hecho bien su trabajo de internacionalización de grandes compañí­as», subrayó Puig, antes de agregar que «Cataluña tiene dificultades para hacer crecer empresas en el mundo».

«La que fuera motor de España (…) ahora se ha convertido en su lastre», se quejó recientemente el catalán Aleix Vidal-Quadras, vicepresidente del Parlamento Europeo.

¿El culpable, según algunos? La coalición tripartita que gobierna la región desde 2003 encabezada por el Partido Socialista de Cataluña (PSC).

«La gestión económica ha sido horrorosa y el tripartito ha fracasado rotundamente», asegura Bernardos.

«El gobierno de Cataluña ha hecho una administración demasiado pesada e intervencionista», insistió Puig, apuntando también al «problema de la deuda» que aumentó un 24,2% interanual para alcanzar los 29.500 millones de euros a finales de junio, lo que supone un 16% del PIB.

Más difí­cil de evaluar es el papel del nacionalismo, que promueve el uso del catalán y ha podido enfriar el ánimo de algunos grupos extranjeros.

La crisis asestó otro golpe duro a la región, cuya tejido industrial se compone sobre todo de Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES). En 2009, el PIB de Cataluña cayó un 4,7%, frente a una media nacional del -3,8%, según FUNCAS.

En septiembre y octubre, las agencias Fitch y Moody»s redujeron un punto la nota a largo plazo de Cataluña, la primera alegando «el fuerte declive de su rendimiento presupuestario», y la segunda por su «creciente vulnerabilidad a los problemas de financiación».

Fue esta dificultad para recurrir al mercado interbancario la que llevó al gobierno regional a dirigirse a sus ciudadanos, algo que no se habí­a visto desde los años 80: emitió el «bono patriótico» en octubre con un atrayente tipo de interés del 4,75% en un año, para intentar captar 3.000 millones de euros.

La oposición criticó el elevado coste del préstamo (7,75% añadiendo la comisión del 3% a los bancos), cercano a las obligaciones griegas o irlandesas.

Para Bernardos, esta emisión es «fruto de la desesperación, para pagar las nóminas» de los funcionarios.

Mientras algunas voces se han elevado durante la campaña electoral para denunciar los impuestos que se pagan en Cataluña, más elevados que la media, la coalición nacionalista de centro-derecha Convergencia i Unió, la gran favorita para ganar las elecciones regionales, prevé, en caso de resultar ganadora, pedir que esta región nororiental se beneficie del mismo marco de autonomí­a fiscal que el Paí­s Vasco y Navarra.

«Cataluña, con una gestión económica adecuada, deberí­a ser de los primeros paí­ses en recuperarse» de la crisis, consideró Bernardos.