Castro habló de un posible retiro por primera vez en medio siglo en el poder


Fidel Castro, presidente cubano, realizó un discurso en esta semana, en donde dejó entrever que estaba evaluando las posibilidades de convertirse en un guardián de la Revolución, y dejar la presidencia cubana.

Tras medio siglo en el poder, Fidel Castro habló esta semana por primera vez de la posibilidad de retirarse y dejar a dirigentes jóvenes al frente de la revolución cubana, una nueva etapa en la que, sin embargo, jugarí­a el decisivo rol de patriarca, ceñido a su salud y edad.


A sus 81 años y después de 17 meses alejado de funciones por enfermedad, Castro abrió la ví­a a la sucesión definitiva con una súbita frase al final de una carta: «Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes».

Firmado de su puño y letra, el mensaje, leí­do el lunes en televisión y publicado en los diarios, fue aún más allá al perfilar su papel en «aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor», dijo, «proviene de la época excepcional que me tocó vivir».

Desde la impactante proclama en que cedió todos sus cargos a su hermano Raúl con «carácter provisional», el 31 de julio de 2006, la pregunta constante ha sido si Fidel, que tomó el poder con el triunfo de la revolución en 1959, se recuperará al punto de volver algún dí­a plenamente a sus funciones.

Sus enigmática misiva cobra mayor relevancia a las puertas de un proceso que definirá a la cúpula del gobierno para los próximos cinco años. Castro fue nominado el 2 de diciembre para los comicios parlamentarios del 20 de enero y quedó así­ listo para ser reelecto en marzo presidente del Consejo de Estado, máximo órgano del Ejecutivo.

«El calendario polí­tico de Cuba señalará una sucesión de ’jure’ o la obstinación del Comandante. Su era está terminando y la muy esperada sucesión ha comenzado ya, incluso si es dificultada por su presencia y la naturaleza del interinato», opinó Marifeli Pérez-Stable, analista del Diálogo Interamericano en Washington.

El mensaje del Fidel llega en un momento crucial en el que Cuba define reformas, tras un debate de tres meses, para encarar los problemas que estrujan a la población, desde la falta de leche hasta la ociosidad de enormes extensiones de tierra cubiertas de mala hierba.

Más pragmático que su hermano, Raúl anunció el 26 de julio «cambios estructurales y de concepto» pero dentro del socialismo. Ya antes ofreció diálogo a Washington, exigió disciplina laboral, y se dijo abierto a la autocrí­tica y al avance de nuevas generaciones.

En su carta, Fidel reconoció la compleja situación del paí­s: «Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (…) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez».

Pero algunos analistas creen que mientras viva nada cambiará realmente en Cuba y que ejercerá «poder de veto» desde los artí­culos que comenzó a publicar en la prensa el 29 de marzo, manteniendo su vigencia polí­tica y presencia mediática, sin salir en público desde que enfermó.

Hacen notar uno en el que censuró a «superrevolucionarios» que aconsejan a Cuba «veneno puro» con reformas aperturistas y otro reciente en el que recordó razones de su negativa a firmar pactos de derechos humanos, que ahora serán suscritos.

Una reelección como presidente sin funciones plenas, pero en un papel de «guí­a», «pensador» y «guardián» de la revolución, la delineó el vicepresidente Carlos Lage el 2 de diciembre: «Fidel está trabajando como presidente del Consejo de Estado» haciendo «conciencia».

Observadores leyeron la carta como un paso más en la transición que empezó con Raúl, pues señalan que, con 76 años, tampoco estará por mucho tiempo y aúpa un nuevo liderazgo con figuras ya conocidas del régimen como Lage, de 56 años, y el canciller Felipe Pérez Roque, de 42.

«El liderazgo será de naturaleza más colectiva, de toma de decisiones más colectivas», dijo Dan Erikson, experto en Cuba del Diálogo Interamericano, que prevé «reformas económicas progresivas menores».

Pero en un nuevo papel, incluso con la reelección en marzo, nadie duda del peso que seguirá teniendo el «Comandante en Jefe», quien ya dijo en una ocasión: «Jamás me jubilaré de la polí­tica».

«El liderazgo será de naturaleza más colectiva, de toma de decisiones más colectivas.»

Dan Erikson

experto en Cuba del Diálogo Interamericano