Luego de que el 23 de julio fuera detenido un agente de la División de Investigación Criminal, (DINC), de la Policía Nacional Civil, (PNC), Carlos Orellana Aroche, en conexión con el caso Parlacen (Parlamento Centroamericano), este caso ha resurgido cual Fénix de las cenizas.
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El asesinato de tres diputados salvadoreños y su piloto fue perpetrado por siete agentes de la DINC junto a integrantes de un cártel de drogas que opera en Jalpatagua, Jutiapa. O por lo menos esto fue lo que el Ministerio Público (MP) dio a conocer luego de las pesquisas.
Como resultado, cuatro agentes de la DINC fueron detenidos y trasladados a la cárcel de máxima seguridad El Boquerón. Dos días después, los cuatro fueron ejecutados por un grupo armado en el interior de la cárcel.
Sin embargo, el MP informó que los agentes fueron asesinados por pandilleros recluidos dentro de la cárcel en complicidad con guardias del penal.
En este caso se descubrió una estructura paralela dentro de la Policía, razón por la cual presentaron su renuncia el entonces ministro de Gobernación, Carlos Vielmann y Erwin Sperissen, ex-director de la PNC.