La sentencia contra cuatro exsoldados de una unidad élite del ejército, a más de 6 mil años de prisión por su papel en la masacre de 201 personas en el parcelamiento Dos Erres, envía un mensaje histórico, en cuanto a que esta nación finalmente podría estar más cerca de lograr la justicia para los cientos de miles de víctimas de graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado interno, declaró Sebastián Elgueta.
Elgueta, investigador de Amnistía Internacional, encargado de Centroamérica, destacó que la masacre de las Dos Erres, en 1982, fue un hecho particularmente brutal, pero éste sólo es la punta del iceberg, ya que numerosos crímenes contra la humanidad y otras violaciones, aún no se han resuelto en Guatemala, indicó.
El 7 de diciembre de 1982 una unidad élite del ejército guatemalteco entró en Dos Erres, parcelamiento ubicado en la región norte de Petén, donde torturó y mató a unos 201 hombres, mujeres, niños y niñas; muchas mujeres y niñas fueron violadas; todos fueron asesinados y arrojados al pozo del pueblo.
Los subinspectores de la Escuela de Kaibiles Manuel Pop, Reyes Collin Gualip y Daniel Martínez Hernández fueron condenados a 30 años de prisión por asesinato, por cada una de las 201 víctimas de la masacre; también fueron hallados culpables del delito de deberes contra la humanidad, con 30 años de cárcel.
A igual pena fue condenado el teniente Carlos Carías, a quien se le agregó hurto agravado y deberá purgar seis mil 66 años de prisión; el fallo es en gran parte simbólico, pues la condena máxima, según la legislación guatemalteca, es de 50 años.
Una comisión de la verdad, respaldada por la ONU, encontró que durante los 36 años de conflicto armado interno en Guatemala, unas 200 mil personas murieron o desaparecieron y las fuerzas de seguridad cometieron más de 600 masacres, principalmente en comunidades rurales e indígenas.