Cárteles mexicanos financian a mafias en Sudamérica


Una cámara toma un video dentro de un túnel que utilizan los traficantes de drogas, en la zona de Mesa de Otay en Tijuana, México, cerca de la frontera con los EE.UU. El túnel fue descubierto por el ejército mexicano.

La policí­a antidrogas de Bolivia afirmó que cárteles mexicanos de la droga financian a las mafias bolivianas, colombianas y peruanas para asegurarse la provisión de cocaí­na y, así­ abastecer sus mercados en Europa y Estados Unidos.


«Hoy en dí­a la que pone capital es la mafia mexicana o cárteles que disponen de capitales ingentes. Estas cantidades de dinero se entregan a las mafias colombianas que administran estos capitales y que, naturalmente, los invierten en Colombia, Perú y en Bolivia», explicó a la prensa el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), coronel í“scar Nina.

Nina -basado en informes de inteligencia- dijo que esa es una de las razones por las que se torna difí­cil dar con los cabecillas de esas bandas, al explicar el fracaso de una operación masiva en la localidad de San Matí­as (este de Bolivia) en la que no se capturó a ningún narco ni se decomisó droga.

«Son complejas estructuras organizativas y eso impide llegar a los narcotraficantes. Finalmente, los cabecillas no están en el paí­s. Los cabecillas están en México», sostuvo.

«Lo que hay en nuestro paí­s no son cárteles, sino organizaciones criminales que son los sirvientes de los colombianos, que, a su vez, trabajan para los mexicanos. Ese es el nivel de una organización», agregó.

«El movimiento del narcotráfico en el mundo (depende de) estas organizaciones mexicanas. Todos trabajan para ellos. Exportan (los cárteles mexicanos) cocaí­na a Europa, Estados Unidos, ífrica y Asia», relató.

Por su parte, el ex jefe antidrogas Ernesto Justiniano habí­a advertido en recientes declaraciones sobre la entrada a Bolivia de organizaciones colombianas y mexicanas, que tienen el capital y el conocimiento para la comercialización de la cocaí­na, y sobre todo controlan las rutas de la droga a EE.UU. y Europa.

Para Justiniano -acérrimo crí­tico de la polí­tica antidrogas del presidente Evo Morales- Bolivia «está produciendo tanta cocaí­na que no tiene cómo exportarla toda». El 80% de la coca que sale se va a Brasil, afirmó.

El gobierno de Morales, sin embargo, reivindica los resultados de la lucha contra el narcotráfico.

En lo que va del año se incautaron 23,4 toneladas de cocaí­na (18,8 de pasta base y 4,6 de clorhidrato) y 1.929 toneladas de marihuana, según un comunicado este miércoles del viceministerio de Defensa Social, principal oficina polí­tica en la lucha contra las drogas.

Según la oficina gubernamental, estos decomisos fueron resultado de unos 9.500 operativos policiales, que desde el año pasado no cuentan con el apoyo logí­stico, financiero y de inteligencia de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).

El izquierdista Evo Morales expulsó a la DEA en noviembre de 2008 tras declarar persona no grata al embajador estadounidense Philip Goldberg, acusando a ambos de haber apoyado una supuesta conspiración civil de derecha contra su gobierno.

Tras la salida de la DEA, Bolivia busca apoyo financiero y logí­stico de Brasil, China y Rusia para la lucha contra el narcotráfico, así­ como la ejecución de acciones conjuntas con sus paí­ses vecinos.

Bolivia es el tercer paí­s productor de coca -materia prima para la elaboración de cocaí­na- después de Colombia y Perú.

Según la ONU, en territorio boliviano hay unas 30.000 hectáreas de coca, de las que sólo 12.000 son consideradas legales, para usos tradicionales como masticación, infusión y ritos religiosos andinos.