Cartas a un joven disidente, de Cristopher Hitchens


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“La esencia de la mente independiente no radica en lo que piensa, sino en cómo piensa”. Quizá sean éstas las palabras claves de Cartas a un joven disidente. Esta obra de Hitchens puede servir de guí­a a quienes creen que otro mundo es posible. El tí­tulo recuerda a Cartas a un joven poeta, de Rainer M. Rilke y se dirige por medio de cartas a futuras generaciones de radicales (que van a la raí­z de los problemas), inconformistas y rebeldes.

Por Carlos Miguélez Monroy

La insaciable industria del entretenimiento y las religiones institucionalizadas ponen en peligro el pensamiento crí­tico al impedir que las personas piensen por sí­ mismas.

“Esperar una época propicia para disentir es esperar demasiado. La mayorí­a de la gente, la mayor parte del tiempo, prefiere buscar la aprobación de los demás o la seguridad. Aun así­, en todos los perí­odos de la historia ha habido gente que se ha sentido al margen de alguna forma. No es exagerado decir que la humanidad tiene una gran deuda con esa gente”, sostiene el autor.

La búsqueda de justicia social y la libertad no pude sacrificarse por “bienes supremos” como “la solidaridad de la tribu”, la tan manida “cohesión social” o “el orden” al que alude el dictador para justificar el recorte de libertades y la arbitrariedad. í‰sa es una de las luchas del librepensador. Para ello necesita soportar la soledad muchas veces y, sobre todo, valentí­a, una “virtud menor” que nos permite ejercer el resto de virtudes.

A pesar de la soledad que supone elegir un camino propio y desmarcarse de “las masas”, no actuar es tomar partido. “Existe una obligación, si tu propio gobierno ha engañado para meterse en una guerra injusta, de oponerse a ella, de obstruirla y de ponerse del lado de las ví­ctimas”. El autor recoge lo mejor de figuras como Martin Luther King, Mandela y otras que han revolucionado la historia.

El lenguaje es el arma que utilizan los grupos de poder para someternos, pero también el que tenemos al alcance de nuestras manos para romper nuestras cadenas. La diferencia entre un revolucionario y un rebelde está en que el primero va a la raí­z y busca un auténtico cambio. Al rebelde sólo le interesa que las cosas sigan igual para poder así­ continuar con su pataleta. Como en el Gatopardo: algo debe cambiar para que todo siga igual.

Viajar permite a las personas descubrir que “la estupidez y la crueldad son iguales en todos lados, te das cuenta de que los elementos esenciales del humanismo están en todo el mundo también”, en palabras del autor, que carga contra las distinciones de grupo a partir de una supuesta “raza” de una nación o de una religión.

“Me irrita especialmente cuando los racistas son acusados de discriminación. La capacidad de discriminar es una habilidad de gran valor; al considerar que todos los miembros de una raza son iguales, el racista demuestra incapacidad para discriminar”.
Escritor y periodista, Hitchens nació en 1949 en Portsmouth, Reino Unido. Vive desde hace años en Estados Unidos, donde libra una batalla contra un cáncer de esófago. Mantiene su humor ácido a pesar del 5% de diagnóstico que le dieron los médicos: “no es la probabilidad que yo hubiera elegido”, y dice formar parte de una “élite” con cáncer.

Es licenciado en Filosofí­a, Ciencias Polí­ticas y Economí­a. Su carrera como periodista y escritor ha estado marcada por la polémica de sus posturas, muchas veces opuestas al discurso oficial. Desde hace años ha sostenido, por ejemplo, que el ex secretario de Estado Henry Kissinger, Premio Nobel de la Paz, debe ser procesado por crí­menes contra la humanidad.