Carta de Machiaveli a Pérez Molina


Luis_Enrique_Prez_nueva

El polí­tico florentino Niccoló Machiavelli me ha solicitado que reproduzca una carta que le envió al próximo Presidente de la República, Otto Pérez Molina. El propósito de reproducirla es que él pueda leer por lo menos una copia, en el caso de que, por causas que la más licenciosa imaginación no podrí­a sospechar, no pudiera leer la carta original. He aquí­ la copia “ad litteram” de la carta.

Luis Enrique Pérez

 


“Magní­fico Señor Otto Pérez Molina, próximo Presidente de la República Guatemala: Después de haber estado yo durante un año en el exilio, y haber sido encarcelado y torturado a causa de infundadas sospechas de conspirar para derrocar al gobierno de los Medici; y luego también de ser liberado, gracias a la misericordia del nuevo papa, Su Santidad Giovanni de Medici, vivo  con mi familia en una pequeña finca, próxima a Florencia.
     “En mi tranquilo y solitario retiro evoco la turbulenta historia de Florencia que presencié en mi juventud; y me distraigo en las tareas propias de la campiña, y converso, en mi biblioteca, con los grandes hombres de la antigí¼edad, entre ellos Tito Livio, Aristóteles y Polibio. Y he terminado de escribir mi obra “De Principatibus”, sobre el arte de gobernar. Es una obra que ha sido comentada por Renato Descartes, Napoleón Buonaparte y Federico El Grande; y ha sido objeto de un prefacio de Voltaire.
     “No obstante los 497 años que me separan de vosotros, y en el dí­a mismo en que habéis sido electo Presidente de la República, y supuesto que queréis ser el mejor gobernante que ha tenido Guatemala, o por lo menos uno de los mejores, os anticipo algunos de los más simples consejos que, en aquella obra (aludo a “De Principatibus”), he expuesto con intrépida sinceridad, y no con complaciente hipocresí­a.
     “Otorgadle gran importancia a elegir a ministros, secretarios, asesores o consejeros. Si los ciudadanos elegidos son aptos y leales, uno puede formarse una buena opinión del gobernante, porque ha sabido reconocer la aptitud y la lealtad. Si los elegidos no son aptos y leales, uno no puede formarse una buena opinión del gobernante, porque el primer error que ha cometido, y que puede ser el peor error, es precisamente elegirlos.
     “Huid de los aduladores como de una peste. Cuando fuí­ Secretario de la Segunda Cancillerí­a de Florencia, y cumplí­ delicadas misiones diplomáticas, me convencí­ de que, en las cortes gubernamentales, abundan los aduladores. Ellos no tienen mayor interés en deciros la verdad y evitaros un error. Quieren agradaros para disfrutar de los apetecidos favores que de vuestra generosidad pueden obtener. Permitidle, a vuestros más próximos colaboradores, libertad para deciros lo que sinceramente piensan, y persuadidlos de que no os ofenderéis si así­ actúan.  Y tened preferencia por ellos, aunque no os agrade lo que piensan, y así­ os protegeréis de la adulación.
     “Investigad la verdad; pero recordad que la verdad no necesariamente es agradable. Si comprobáis que alguien os ha mentido, castigadlo, por lo menos con vuestro tácito desprecio. Sospechad de los consejos que no habéis solicitado. Y en vuestras decisiones, evitad ser ligero, caprichoso o pasional, ya que podrí­a ser necesario rectificar esas decisiones, y podrí­ais adquirir la fama de inseguro, o suscitar la sospecha de voluble, y hasta podrí­ais ser despreciado. Y preferid ser más respetado por vuestros méritos, que temido por vuestro poder.”
     Post scriptum. Que tengáis el éxito que vuestra fortuna y vuestro mérito prometen. Me consumo en humildad. Niccoló  di Bernardo del Machiavelli. Florencia. Noviembre 6 de 1514.”