Carta al compañero Evo Tercera parte final


Utilizando su influencia y amistad con la Premio Nobel, le aconseja aprovechar la oportunidad de la creciente organización indí­gena en el paí­s, y tu figura, que ante la patriótica posición ante las polí­ticas tradicionales de opresión, exclusión y explotación de tu pueblo te convierten en un lí­der indí­gena continental. Rigoberta Menchú rechaza el ofrecimiento de la URNG de convertirla en su opción a la candidatura presidencial y al final se alí­a con otra figura femenina. Nineth Montenegro guardaba en su historial una inclaudicable y valiente lucha en contra de la dictadura y, en los peores dí­as de la represión, funda el GAM (Grupo de Apoyo Mutuo), que en similitud de las Madres de la Plaza de Mayo argentinas exige con coraje la aparición de cientos o miles de desaparecidos. Hoy olvidada la lucha se le identifica con el empresario propietario de Pollo Campero, Dionisio Gutiérrez. La alianza les convierte, ya no en una opción de cambio, sino en un proyecto capturado por la derecha empresarial.

Carlos E. Wer

Los indí­genas del continente se reúnen en Guatemala. Ellos esperaban tu presencia entre ellos. No olvidamos la impresionante ceremonia en la que los pueblos de tu Bolivia natal te erigieran en su sumo sacerdote. Quienes habí­an organizado el congreso y las agrupaciones nacionales, cada vez más importantes y fuertes, habí­an rechazado la presencia del presidente genocida en sus lugares sagrados hará apenas unas semanas, se pronuncian formalmente en contra de las polí­ticas que han agudizado las condiciones de pobreza, ignorancia, miseria y atraso general de los millones de indí­genas americanos. Rechazan frontalmente a los tratados que a espaldas de la población fueron suscritos. ¡No al TLC! fue su tajante decisión.

Quienes de una u otra manera tenemos relación con la cultura maya y conocemos los valores que ella (y el resto de culturas americanas) poseen. Y aparte de valorarlas, sabemos que su influencia en el cambio que se está produciendo en nuestra Patria Grande, es importante. Sus valores, su compromiso con su sociedad, su laboriosidad, su veneración por la madre tierra y su respeto a todos los seres vivos y a la naturaleza, pueden y deben aportar mucho a la formación de una nación que profundice la protección y apoyo al desarrollo de sus hijos y a la conservación de sus recursos.

Bolivia, la nación que honrara con su nombre a el Libertador y que hoy tu diriges, conoce de su lucha por construir una sociedad de iguales. De una sociedad en la que los seres humanos se identifiquen precisamente por esa condición y que las diferencias sean solamente de sus expresiones culturales.

Al final de cuentas, ya no te fue posible llegar nuevamente a esta tierra del quetzal y acompañar a aquéllos que reunidos en Iximché, elevaran sus plegarias de su profunda religiosidad y conciencia cósmica. Ojalá que ellos sean los nuevos impulsores de un nuevo Tratado de Westfalia y que, su organización y presencia en la construcción de un mundo nuevo, vaya acompañada de esos valores universales de los cuales está urgida la población global.