Y así, al servicio ya de esos poderes, se convierte en el instrumento para sacar del camino a quienes en el Perú, habían osado oponerse a las privatizaciones, disminuido sensiblemente la producción de coca y por consiguiente el lucrativo negocio de la droga que manejan, entre otros George Walker Bush y para terminar, incitar a los países de la América del Sur a conformar «los Estados Unidos de Sur América». Como observador de la OEA, se pone al servicio de los embajadores de las potencias anglosajonas, (quienes ejecutarán el proyecto), el estadounidense John Hamilton y el británico Roger Hart quienes utilizan a Transparencia Internacional, una ONG financiada por el megaespeculador George Soros y al político Agustín Paniagua (nombrado presidente provisional al finalizar el «trabajo»), para preparar el show electoral que colocará al ex funcionario del Banco Mundial Alejandro Toledo en el lugar en que puedan mantener sus políticas y privilegios.
Finalizado el trabajo, vuelve a Guatemala. Ante la proximidad de las elecciones generales, John Hamilton es nombrado nuevo embajador gringo en Guatemala. Agustín Paniagua se convierte en el Observador de la OEA. Una ONG local ligada a TI hace el trabajo que ésta llevara a cabo en Suramérica. ¡El equipo está nuevamente conformado!
Ante la resistencia de López Rodas, secretario general del Partido de Avanzada Nacional quien insiste en su derecho a ser el compañero de fórmula del candidato Berger, este emigra hacia tres «partiditos» que le aceptan como candidato y con él a su compañero de fórmula: Eduardo Stein «el hombre escogido por la embajada», para que duplique la experiencia peruana. Tres horas después de cerradas las urnas electorales el Tribunal Supremo Electoral, en un país como el nuestro, que se parece mucho a tu Bolivia, en la que han mantenido a tu pueblo pobre y atrasado, la tecnología emitía su fallo: el resultado por las lecturas a «boca de urna», es irreversible.
Stein se convierte en el Vicepresidente de la República, en realidad debido a las deficiencias intelectuales del presidente Berger, en el poder tras el trono. Una esperanza «porque Stein es de izquierda» dicen los incautos. Stein quiere adornar de popular a su gobierno e invita a la premio Nobel para que se una al gobierno. Rigoberta Menchú pasa a ser la «Embajadora de Buena Voluntad» de un gobierno que públicamente se declara «un gobierno de empresarios».
El pueblo sale a la calle. Organizaciones populares, campesinas, estudiantiles etc. se pronuncian contra el Tratado de Libre Comercio. La embajadora guarda silencio. Ya ella no pasa problemas económicos, ni su economía se verá amenazada por el Tratado. Las luchas continúan. El Gobierno se entrega cada vez más a implementar las políticas neoliberales globalizadoras. La población se ve cada vez más sujeta a las limitaciones económicas. La embajadora, de viaje, declara que debemos de aprovechar las oportunidades del TLC.
Stein ve con preocupación los éxitos que se producen en Suramérica. Los continuados fracasos del gobierno de empresarios le hacen intuir que el poder les será arrebatado y con ello poner en riesgo sus negocios mineros, de la mano del gángster con piel de oveja George Soros. El liderazgo de Chávez y su revolución bolivariana, alcanza como brisa a Guatemala, sin llegar su población a dimensionar totalmente las grandes diferencias…
Y luego apareces tú como símbolo del renacer de los pueblos indianos de Abya Yala. Y el mapa suramericano en lucha por la dignidad se rediseña, se fortalece. Los pueblos originarios de nuestra América Latina ya no ven como lejano el día que un indígena en sus propios países, se erija en el conductor de su nación. El ejemplo lo has dado tú. Y es el principio.
Stein, quien es hábil, ve la posibilidad de presentar la alternativa indígena como una opción que les proteja. (Continuará)