Carta al compañero Evo Primera parte


Compañero: Aún no sabemos si arribes a nuestro paí­s. Aún no sabremos si con tu presencia nos ayudes a resolver nuestros tradicionales problemas, o ayudes a complicarlos. Tu ascenso al poder en tu natal Bolivia fue saludado por los revolucionarios de todo el continente como un hecho trascendental para todos nuestros paí­ses, especialmente como nuestra Guatemala, cuya población es mayoritariamente heredera de aquellos gigantes del pensamiento que aún hoy causan sorpresa por los secretos que lograron arrancar al universo. La trayectoria de tu vida te encumbró a la más alta posición polí­tica boliviana. Los tí­tulos que ella fuera sumando en tu ascenso polí­tico hacia el poder, fueron respaldados por tu compromiso con aquéllos que habí­an sido marginados y explotados por siglos.

Carlos E. Wer

El orgullo de pertenecer a su raza y ser consecuente con las luchas de ella por liberarse del yugo impuesto llevaron a Evo Morales a representar, además de el primer Presidente indí­gena en la América Latina, a elevarse como el sí­mbolo de la lucha de esos pueblos, que trascendieron al suyo propio, para convertirse en el ejemplo que otros pueblos originarios desean duplicar. Los movimientos indí­genas latinoamericanos sintieron el aliento que les proporcionaba el ejemplo de Evo.

Desafortunadamente nuestra historia es otra y no fueron las luchas y el liderazgo lo que catapultara a Rigoberto Menchú al papel estelar de la opinión pública y eventualmente a la distinción de Premio Nobel de la Paz. Fue el interés de URNG para tener presencia en el mundo y que su lucha en la pequeña Guatemala fuera reconocida y apoyada. La prepararon cuidadosamente para que fuera el sí­mbolo de esa lucha. Y que mejor que una mujer y una mujer perteneciente a ese pueblo indí­gena, que todo el mundo conoce como una de las manifestaciones culturales más importantes en la historia del hombre. Y lo lograron. No en base a calificaciones en la lucha que se libraba en el pequeño paí­s centroamericano, sino como al afiche que sirve de base a la promoción de un producto que se lanzará al mercado, ello, sin hacer desmerecer el enorme avance que obtiene en su formación.

La necesidad de promocionar esa imagen lleva a la esposa de Regis Debray a escribir un libro, que más tarde genera polémica, en que se retrata la historia de una mujer maya envuelta en la vorágine del conflicto interno. Una historia conocida. El Premio Nobel. La fama. El dinero. El recorrer el mundo y codearse con personalidades mundiales permite que la personalidad de Rigoberto Menchú, vaya sufriendo la metamorfosis que la convierte en una persona capaz de moverse con comodidad y aún con aplomo entre ese mundo de poder.

Sin embargo, y este sin embargo es enormemente importante en la diferencia entre el lí­der que mantuvo su lucha y sus principios personalizado por el compañero Evo y Rigoberta Menchú quien posiblemente encandilada por las manifestaciones materiales de la fama y su nueva condición de millonaria, la lleva a abandonar a aquellos que la formaron y prepararon para ser actriz de esa novela que la llevara al Nobel.

La astucia de un personaje que también traicionara sus principios, principios que lo ubicaran en la falsa posición de revolucionario e «izquierdista». De un personaje que también encumbrado por los representantes de la derecha a la que habí­a combatido, encontrara en el poder y en su alineamiento a las directrices del poder que apareciera omní­modo de los Estados Unidos, le garantizara el acceso al mundo del poder y del dinero en su pequeño pero rico paí­s tercermundista.

Edy, al decir de sus amigos, se convierte en diplomático y cae en las redes de los intereses de la nación más poderosa del mundo. Su presencia en la siempre prostituta OEA, le lleva, no solamente a conocer las interioridades de esa podrida institución, sino a convertirse en obediente pieza de sus intereses.