Carta abierta al presidente electo


La lectura de la tesis doctoral que mi esposa prepara, (La ética, desde el punto de vista de los Guí­as Espirituales (Ajquijabs) mayas), ha permitido adentrarme en el conocimiento de los valores y principios yacentes tras los fundamentos de esa cultura. Usted se preparó y alcanzó el grado de Guí­a Espiritual Maya que promueva el cambio. Una serie de incógnitas me asaltan debido a esa identidad con los principios y valores, que aún cuando muchos mayas han olvidado y no practican, exige, de la responsabilidad de ser Ajquijab no sólo su conocimiento, sino aun mas allá: su práctica.

Carlos E. Wer

La situación de nuestro paí­s es dramática. Los extremos en las clases sociales se han pronunciado hasta un punto que no es humanamente posible aceptar esos grados de diferencia y exclusión. El mundo se mueve aceleradamente hacia una crisis del sistema económico financiero, una enfermedad sistémica, amenaza con un colapso de consecuencias aun no enteramente visualizadas, lo que traerí­a graví­simas consecuencias para nuestra población, especialmente para aquella que ha sido golpeada por más de 500 años. Ello amerita medidas, no solamente profundas sino drásticas. Ello me lleva a dirigirle ésta con la finalidad de conocer las respuestas, de un polí­tico que ha sido encumbrado a la primera magistratura, que no solamente nació y creció, aun cuando no participó, de un entorno revolucionario, en el que a Meme su tí­o, le fue cortado fatalmente su camino al poder, sino que en el propio, decidió en un momento de su vida, convertirse en Ajquijab.

Hoy, que ante la crisis económica mundial, el precio del oro ha subido hasta más allá de $850 dólares la onza:

¿Declarará lesivo para los intereses del Estado los contratos establecidos con quienes se dedican a la minerí­a a cielo abierto?

¿Exigirá a un Congreso mayoritariamente corrupto en el que su partido tiene una mayorí­a relativa, el que se retorne a la Ley de Minerí­a de los gobiernos revolucionarios en los que se protegí­a el interés nacional?

¿Solicitará del Ministerio Público (también corrupto), que investigue acerca de quienes, de los anteriores gobernantes, torcieron la ley para beneficiarse de los enormes negocios que los enriquecen abusivamente, a costas de la miseria de su pueblo?

¿Hará que los responsables, no importando el «lustre de sus nombres», o el volumen de sus fortunas, sean juzgados y si así­ fuere el caso, enviarles a la cárcel a cumplir la justa condena por ladrones y traidores?

¿Devolverá a las comunidades, mayoritariamente indí­genas en cuyo territorio se extrae ese valioso recurso la parte que realmente y con justicia les corresponde?

Ese serí­a el principio de que, cumpliendo con la ley, pueda revisar la forma en la que se han ido saqueando los recursos propiedad de todos los guatemaltecos y continuar con el agua, con la producción de energí­a eléctrica vital para el desarrollo, etc.

Si su papel como presidente se ve complementado con la ética exigida a los Guí­as Espirituales, se cumplirí­a el texto bí­blico que reza: «El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor», y si lográndose ese, apoyado en aquel otro que restaura el equilibrio: «En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad del prí­ncipe», no solamente nos unirí­a para enfrentar los embates de una economí­a que se derrumba, sino alejarí­a de los guatemaltecos la sombra negra del absurdo enfrentamiento étnico del que hablan ya algunos, y que solamente traerí­a desgracia, violencia y muerte.

Ojalá priven en usted y en el ejercicio del poder, los valores y principios de esa ética de los Guí­as Espirituales aprendida de los Maestros Ajquijabs.