Yo voy a escribir este artículo con lo que me dicta la cabeza y no lo que me dicta el corazón, pues si uso este último, tal vez lo que pararía recomendando sería una soberana pendejada, pues todavía añoro mis viejos tiempos de piloto aviador.
Esta compra de aviones más me suena que como ya hay dificultad en lavar dólares por el Banrural y el Crédito Hipotecario Nacional, por el asesinato del licenciado Rosenberg, ahora usarán al señor Dalton para este negocio, quien recibirá una comisión jugosa, la cual ya se negoció que sería compartida. Aquí no se necesitará lavado de dinero pues los $90 millones saldrán legalmente y la comisión de una vez se quedará en el extranjero.
Qué caro le está saliendo el asesinato del licenciado Rosenberg al pueblo de Guatemala, pues con esta compra se quieren lograr dos objetivos, uno mantener contento al Ejército y prevenir un posible golpe de Estado para que se haga justicia y el otro, de tener dinerito afuera para las cinco generaciones de descendientes.
Yo siempre he sido de la opinión de que aviones, helicópteros, lanchas y cualquier equipo necesario para combatir el trasiego de drogas, no deben de ser pagados por los guatemaltecos, pues suficiente necesidad tenemos de poner en marcha programas para el beneficio de nuestros ciudadanos, que sufren de muchas carencias por lo bajo que se cotizan nuestros productos de exportación en el mercado internacional. Si bien es cierto que este trasiego afecta la gobernabilidad del país, también lo es que el consumo de las drogas está destruyendo la sociedad norteamericana.
Para combatir la venta de drogas en El Gallito, zona 3 o en las zonas rojas de Guatemala, no se necesita aviones, ni helicópteros, ni lanchas pues con un par de pelotones de policía, equipo de radio y unos picops es suficiente, pues los que mueven la droga que se consume en el país no son tan poderosos como los capos internacionales. Visto de esta forma, el consumo de drogas en el país del Norte nos crea además del problema del trasiego, el de la pérdida de la gobernabilidad usando el mecanismo de corromper las instituciones del Estado.
Legalmente y moralmente no debiéramos ser los responsables de aguantar hambre para comprar equipos que su uso principal sería para combatir el narcotráfico, ya que a lo que a nosotros nos cuesta lo que decimos «un ojo de la cara», a los Estados Unidos les cuesta algo similar al valor de la chatarra en que se convertirían los equipos que nos envían, pues como ellos son los productores, allá se quedaron todos los recursos que invirtieron y que mediante los impuestos que generan, casi todo vuelve nuevamente al Gobierno.
Algunos dirán, por qué tiene que ser los Estados Unidos y no Europa, España o Brasil donde nos vendan o nos regalen los aviones. A quienes ignoran lo complicado que es cambiar toda la estructura de mantenimiento, así como el período de tiempo que lleva un piloto en explotar adecuadamente las bondades de una aeronave, pueden opinar de esa forma, pero yo siempre he dicho y aseguro, que cambiar aviones o helicópteros no es como cambiarse de calzoncillo, sino habría que acordarse que en un tiempo se compraron helicópteros franceses, que aunque muy buenos, luego se convirtieron en chatarra por que no se pudo adaptar al personal a su mantenimiento.
Esta opinión no está basada en supuestos, es el producto de 30 años de experiencia dedicada a labores de mantenimiento, de asesoría en logística y asesoría en adquisición de aeronaves, habiendo aprendido una cosa muy importante, nunca se le pregunta a un piloto que no tiene aviones para volar si le parece tal o cual avión, pues le dirá que están muy buenos y que no hay problema, esa respuesta es similar a la que le daría un niño que no tiene juguetes, que vería con buenos ojos cualquier juguetito que le ofrezca.