Carmen, una carpeta de grabados de Dalí­


Salvador Dalí­ (1904 ? 1989), controversial artista de la generación del 27 que nunca dejó de provocar a la sociedad con sus pinturas, escritos, esculturas, diseños, objetos e intervenciones cinematográficas, fue un catalán excéntrico, anarquista y monárquico. Uno de los artistas que llevó muy lejos el nombre España en el mundo. Loco para unos y genio para otros, Dalí­ fue un personaje único.


Georges Bizet (1838?1875), músico romántico francés, muy exigente consigo mismo, con una escasa producción de obras, en su mayorí­a inacabadas y sólo estrenadas después de su muerte, también contribuyó a poner muy en alto el nombre de España con su ópera Carmen, hoy mundialmente conocida, pero, en su estreno, muy mal recibida.

Carmen se estrena en el Opéra Comique de Parí­s en 1875 y no causó mayor entusiasmo. Hay quien asegura que el abatimiento de Bizet ante la defectuosí­sima interpretación en el estreno de Carmen influyó en su salud hasta el punto de fallecer a los pocos meses del estreno.

La obra fue compuesta por Bizet en forma de ópera cómica, es decir, alternando los trozos cantados con los puramente declamados, como sucede en el género zarzuelí­stico español. Ernest Guiraud sustituyó los parlantes por «recitativos», con lo cual la obra se canta desde el principio hasta el fin, forma en que, en la actualidad, se presenta.

El hecho de que Bizet la escribiera en forma de ópera cómica probablemente se debiera a que el autor de la novela Carmen (1846) ?en la que se basa el libreto? fuera escrito por Merimée.

Prosper Merimée (1803-1870) fue un escritor de relatos cortos, cuyos personajes estaban inspirados en personas reales a quienes añadí­a comportamientos un tanto extremos. Merimée conocí­a bien España; su amistad con Eugenia de Montijo le facilitó enormemente un acercamiento al modo de ser español. España, a ojos de un francés del siglo XIX, era un paraje exótico que se prestaba para tejer intrigas y amorí­os.

Hoy pocos saben de la existencia de Merimée; fue sin duda Bizet quien inmortalizó al personaje, a pesar de que en su momento nadie advirtiera el atractivo de su historia ni el hechizo de una música que hoy es por todos aclamada.

Dos escritores franceses se inspiraron en la España del romanticismo y luego un catalán que viví­a en Estados Unidos, llevado quizá por la nostalgia o por una nueva visión de su tierra, recrea el ritmo vibrante de la conocida ópera con trazos muy vivos.

Dalí­ se traslada a los Estados Unidos en 1939 y, para ese entonces, ya habí­a sido expulsado del surrealismo, acusado de fascista y de pintor ultrarretrógrado, por André Breton. Dalí­ se insertó en la historia del arte y en la crónica social de los sucesos y las provocaciones de esos años con un mensaje de ruptura y de arbitrariedad. De la paranoia hizo una receta para interpretar el mundo y el arte. í‰sta llegó a dominarle, desbordarle, subyugarle. Amó la contradicción, la paradoja, y el dinero ?sobre todo este último.?

No obstante Dalí­ será siempre Dalí­ y su manera de abordar a don José, a los bandoleros, estafadores y gitanos al igual que el magní­fico torero, las corridas, los callejones, los arcos, las rosas y la elegancia mora de Carmen se advierten desde su firma: desbordante y salpicada de energí­a creadora.

Ya en 1970, Dalí­ daba muestras de retomar temas españoles desde una recién adquirida fascinación por la explosión cromática de los setenta (su Toreador alucinógeno es un óleo que lo patentiza) y encuentra en Carmen una manera de seguir enamorado de España. Al ilustrar esta serie litográfica producida hace más de 30 años, transmite la vitalidad de una de las óperas más gustadas en la historia de la música en unos trazos poderosos, limpios y llenos de color.

En plena época psicodélica y a los 66 años, Dalí­ dibuja 25 gouaches que ilustran, acto por acto, la í“pera de Bizet. Estos gouaches fueron publicados en forma litográfica por Shorewood Publishers y se hicieron cerca de 300 carpetas. Veintiséis de éstas se reunieron en una edición especial y muy cuidada, estampada en papel japonés. Una de ellas es la que se presenta en Carlos Woods, Arte Antiguo y Contemporáneo del 1 al 23 de febrero.

Merimée escribe una novela, Bizet compone una ópera, Dalí­ ilustra los actos, pero en el corazón de todos quedan el sabor agridulce de la roja tragedia que se entremezcla con el alegre y despreocupado tono de la habanera:

L’amour est enfant de bohí¨me,

il n’a jamais connu de loi;

si tu ne m’aimes pas, je t’aime;

mais si je t’aime, prends garde í  toi!*

* Letra de Melihac y Halévy