Carmen Montejo recibe último adiós en Bellas Artes


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Como las grandes, la actriz Carmen Montejo regresó por última vez al escenario en el que debutó en teatro antes de convertirse en uno de los rostros más representativos de la época de oro del cine mexicano. Montejo, quien murió el lunes a los 87 años, recibió un emotivo homenaje de cuerpo presente en el palacio de Bellas Artes, el máximo recinto cultural de la capital mexicana.

Por ISAAC GARRIDO MEXICO / Agencia AP

«Fue una de las figuras más queridas del cine, teatro y la televisión de México. Una artista que consagró su talento a favor de la imaginación y que contribuyó a dar identidad a nuestro país dotando de calidez la escena mexicana», dijo el martes María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes de México.

García Cepeda recordó la trayectoria de la actriz de origen cubano, naturalizada mexicana, que destacó desde sus comienzos en la radio y que se extendió a la pantalla grande y la televisión.

«Sedujo a nuestras madres y abuelas en los años 40 con la radionovela, atrajo a los grandes públicos a las salas de cine y entro con una presencia cercana y familiar los hogares mexicanos a través de las telenovelas» agregó sobre la actriz cuyo nombre figura en más de 115 títulos de cine y televisión, pero quien siempre apoyó a noveles autores teatrales.

La actriz, cuyo verdadero nombre era María Teresa Sánchez González se presentó por vez primera en el mismo recinto en 1946, cuando participó en «La casa de Bernarda Alba».

Como si se tratara de una presentación más de Montejo, el vestíbulo del recinto lleno de arreglos florales, se volvió a inundar de aplausos cuando colegas, autoridades y público en general recibieron el féretro.

La primera actriz Silvia Pinal, con la que Montejo convivió en la época del cine de oro, encabezó entre lágrimas la primera de varias guardias de honor acompañada de Cepeda; la actriz Cristina Muñoz; María Montejo, la única hija de la actriz, y otros familiares de la estrella.

Las actrices Laura Zapata y Diana Bracho también participaron en las guardias, entre las que destacó la que montaron algunas integrantes de la Fundación Rosa Mexicano; concebida en los años 1970 por Montejo y la actriz Dolores del Río con la finalidad de cuidar a los hijos de sus colegas en el gremio actoral.

Integrantes de la fundación colocaron sobre el féretro una de las pañoletas del color rosa mexicano que caracteriza a sus integrantes y que por años portó Montejo.

Bracho que trabajó con la legendaria actriz en la popular telenovela «Cuna de Lobos» destacó la generosidad de Montejo.

«Algo que la preocupaba mucho en los últimos años de su vida era la protección de los niños, de los hijos de los actores y actrices. Era una gran preocupación y en algún momento me pidió que siguiera un poco esta labor a su lado», dijo Bracho a los medios a su salida del recinto, entre el tumulto de curiosos y aquellos que acudieron a darle el último adiós a Montejo.

Nacida en 1925 en Pinar del Río, Cuba, Montejo probó casi todos los géneros y escenarios posibles. Su prolífica carrera, que incluyó actuaciones en producciones estadounidenses e italianas, comenzó durante su adolescencia en la radio mexicana.

Participó en cintas consideradas clásicas como «Nosotros los pobres» y «¿Qué te ha dado esa mujer» en la que interpretó a Yolanda, la protegida de Pedro Infante.

Bracho no se retiró sin recordar el carácter aleccionador de Montejo. Relató que al actuar en 1986 en «Cuna de Lobos» cometió una «imprudencia de juventud» al menospreciar a sus admiradores.

«Dije algo así como: ‘A mí los fans me tienen sin cuidado, a mí lo único que me importa es mi trabajo’. Se volteó, me regañó y me dijo: ‘Nunca digas eso, los fans para mí son lo más importante, es la gente que nos apoya y nos ve»’, dijo entre la multitud que gritaba «¡Carmen, México te ama!».

«Nunca se hizo publicidad, nunca se puso en primera fila, nunca quiso ser LA, siempre fue LA actriz»’, señaló Bracho.