Luz Méndez de la Vega
Admirada poetisa, académica de la Lengua, crítica literaria, y promotora cultural, Carmen Matute, autora de varios poemarios, ensayos y artículos literarios, ha sumado dos honrosos reconocimientos más, a los muchos ya recibidos por su valiosa obra literaria y cultural y por su valioso trabajo de muchos años en organizaciones relacionadas con la educación.
El primero de esos homenajes fue con motivo de hacerle entrega de la honrosa condecoración Vicenta Laparra de la Cerda, que otorga esa asociación, fundada por los descendientes de doña Vicenta, la periodista María Eugenia Gordillo, directora de la Hemeroteca Nacional y el licenciado Luis Maldonado de la Cerda, directivo de esa asociación. Condecoración con la que se honra a las mujeres que se distinguen en las distintas áreas del civismo, la cultura, el arte, la educación, el trabajo social y el feminismo.
Dicho acto de justo reconocimiento de su obra lo compartió también con el reconocimiento hecho al otorgar igual medalla a otra destacada personalidad del mundo del arte dramático, de la radio y de la locución profesional, como es la conocida actriz, directora teatral, guionista y escritora Ana María Bravo, con una larga trayectoria de trabajo en el teatro y la educación. De manera que esa hermandad formada por mujeres destacadas en todos los campos, aun aquellos donde aún la mujer es tan injustamente marginada, se ve enriquecida al contar con estas dos nuevas y relevantes figuras.
La figura histórica y el nombre de la poetisa, dramaturga y poetisa Vicenta Laparra de la Cerda que hacen tan valiosa esta medalla, está reconocido ya no sólo a nivel nacional y centroamericano, sino también internacional, por lo que significó de valor para enfrentarse en su tiempo a una sociedad que pretendía mantener el papel tradicional de la mujer reducida al hogar. Valor sobre todo por la temática difícil de tratar de sus obras teatrales El ángel caído, La hija maldita o los Lazos del crimen. Doña Vicenta también supo encontrar ayuda y respaldo en su hermana la también poetisa Jesús Laparra, a la que inclinó también en la tarea de la superación de la mujer. Precisamente por ello, Carmen Matute al agradecer la condecoración se refirió a ella como «una ilustre precursora del feminismo».
En cuanto al otro homenaje recibido a los pocos días por Carmen Matute fue el que el Banco Industrial concede, cada cierto tiempo, a figuras destacadas en la cultura nacional, como es el de izar la bandera nacional en una ceremonia llena de civismo. Ceremonia que se realiza -en otras oportunidades- por grupos escolares para en esa forma exaltar el patriotismo.
En esta oportunidad, Carmen Matute, exaltó los valores del amor a Guatemala que ella aprendió desde que daba sus primeros pasos en la escuela de párvulos al aprender a conocer la bandera dibujándola y a aprender en clases de canto el himno nacional. Impresiones que fueron persistiendo a lo largo de su vida, y que las ha llevado no sólo al campo periodístico, y al del ensayo sino hasta al de la poesía, donde se destaca como una de las más finas poetisas líricas.
Por otra parte siempre generosa, y con el gran espíritu de los artistas que reconocen el mérito de los otros, dando a cada uno su lugar, en su discurso, hizo un recorrido elogioso sobre la poesía patriótica dedicada a Guatemala tanto de poetas que exaltan sus valores como de los que dejan el testimonio de sus grandes desgarramientos y luchas por la libertad.
Su amor por Guatemala, Carmen lo ha vuelto, después, canto a sus paisajes, a sus temas a su gente y a su literatura. De esa manera, también ha publicado en diarios y revistas e insertado en algunos de sus poemarios, poemas suyos en los que toca la temática patria, como en el que leyó en esa oportunidad y que por no tenerlo por ser inédito, me permito sustituirlo por este otro que desde 1986, figura en su poemario Poeta Solo, en el que aparece el siguiente canto de amor a Guatemala:
GUATEMALA, TU NOMBRE
A Luis Alfredo Arango.
Hace mucho tiempo
que amo las cosas de mi tierra
sus tinajas
sus palomas de Chinautla
sus marimbitas de tecomates
y sus marimbotas cuaches.
Toda esa lista interminable
de objetos
que salen de las manos milagrosas
de mi gente
sus huipiles de Nebaj
de Cobán
de San Antonio Aguascalientes
o de cualquier otro triste pueblito?
Amo también la poesía encerrada
en sus cacharros
sus pitos de pobre
para niños de arcilla
sus mariposas, sus frutas, pájaros de barro,
sus guacales y chinchines
pintados sobre las cabezas rotundas
de los morros
y las máscaras terribles
del nagual
del brujo
y la bella de Tecún.
¿Para qué seguir hablando?
Si lo cierto es que nunca
había metido a Guatemala
en mis poemas
¡No cabía con toda su indiada!
Pero hoy
vino Juan a contarme
-en ese su español tan chapurreado-
que su pequeño Catalino
echa sangre por la boca.
Tengo que gritar
que la rabia, la vergí¼enza,
me cayeron en la cara
como una lluvia de pedradas
y se me volvió un trapo la lengua
cuando quise repetir el herido
dulce nombre de la patria.
Carmen Matute de (Poeta Solo)