Carlos Mérida y su pueblo


cul3_2a

La Galería Rozas Botrán (16 calle 4-66 zona 14) presenta actualmente la muestra “Mérida y su pueblo”, del artista guatemalteco Carlos Mérida (1891-1984), la cual se encontrará abierta hasta el 15 de noviembre; ese día, a las 19:00 horas, se realizará la subasta de la obra gráfica.

cul3_2bcul3_2ccul3_2d


La Galería de la Fundación Rozas Botrán recibe en su sede de la zona 14 el valioso acervo del trabajo del Maestro Carlos Mérida. El conjunto, compuesto por obra gráfica, fotografías, recuerdos y objetos propios del oficio artístico, fue  donado al Estado de Guatemala por sus descendientes las señoras Alma y Cristina Mérida, hija y nieta -respectivamente- del insigne artista guatemalteco.

La colección Mérida se encuentra depositada en el Museo Nacional de Arte Moderno que lleva el nombre del inolvidable Maestro. Agradecemos la disposición del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, representado en este caso por el Director del Museo, Arquitecto José Mario Maza, quien ha prestado toda su colaboración para llevar a cabo esta exposición.

Esta alianza entre gobierno y sector privado destaca el interés de ambos sectores por el desarrollo cultural de nuestro país. Presentamos la exposición de todo el acervo Mérida resguardado en el Museo de Arte Moderno Carlos Mérida del 30 de octubre al 23 de noviembre. Para los coleccionistas, hemos editado esta serie de 10 litografías de obra seleccionada de las carpetas de los grabados originales. Nos impulsa la misión de propiciar la difusión del talento y la dedicación de un apasionado creador, que dedicó su vida a comunicar a través del arte.

A continuación, presentamos opiniones sobre esta obra.

SEGÚN THELMA CASTILLO
El grabado era la manera de ilustrar y comunicar en forma intensiva del siglo XV al XVIII. Sus técnicas y sus productos, la estampas, tenían perfectamente perfiladas sus variadas funciones sociales, ya fueran religiosas, lúdicas, ornamentales o didácticas. A diferencia de la pintura, adquirió una función práctico-utilitaria que lo convirtió en un vehículo idóneo para mostrar y divulgar la realidad más inmediata.

Sin duda alguna, Carlos Mérida se vio cautivado por el grabado, precisamente por la cualidad de esta técnica, para trasladar el ser y el sentir popular a los distintos ámbitos de la sociedad. Magistralmente lo aprovechó para documentar distintas costumbres y tradiciones mesoamericanas con el fin de difundirlas para provocar su conocimiento y conservación.

La variedad de producciones de Mérida fue extensa, entre ella: tapices, escenografías para teatro y danza y las series de grabados en serigrafía o litografía de temas de la cultura popular que son entrañables y de inmenso valor histórico y patrimonial para Guatemala y México.

SEGÚN JOSÉ MARIO O. MAZA PONCE
La obra gráfica contiene una tradición ligada a las sociedades y en particular al pueblo. Surge en el medioevo, siendo la ilustración el vehículo directo a los  observadores

Con los años, surgieron grandes grabadores, apropiándose y profesionalizando el oficio, creando importantes obras maestras. Más allá de la propuesta como respuesta visual a un concepto, la ilustración se convirtió en icono artístico con alcances populares y entendimiento del pueblo.

La fuerza industrial, el empuje de la modernidad y los procesos sociales involucrados en ésta, permitieron nuevamente al grabado socializar las ideas del momento, consolidando en la población su encargo y facilitando su accesibilidad: una apropiación del pueblo. Asimismo, Concedió al arte apoderarse de su sociedad de una manera consciente, sensible, creativa y académica, otorgando una oferta factible de poseer.

Es Mesoamérica una mente creadora, bajo la perspectiva romántica y compromiso social, se interesó por traducir y conducir la belleza de su cultura: Carlos Mérida, un hombre del pueblo que nunca se separó de sus raíces, devolvió a los suyos los elementos de su universo. La traducción de su cosmovisión, sumada al entorno cultural y natural enriqueció su propuesta plástica, siendo la gráfica el vehículo que le permitió ofertar un arte que pertenece a todos y que representa a todos.

Diez carpetas que contienen la responsabilidad de formar: figurativo, abstracto, paisaje, literatura, tradición, textiles, terrenal y espiritual conforman el adeudo a su pueblo. La responsabilidad de difundirlo bajo paradigmas informativos, formativos y educativos constituye una labor elemental del Museo que lleva su nombre, guardián de su donación y responsable de la socialización y difusión de los paradigmas de su creación, producto de su vida. Un espacio para las musas… el lugar de su pueblo.