Carlos González Orellana


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Una aproximación a su biografía destacada, representan los presentes renglones, más que todo en memoria de tan excelente educador guatemalteco, cuyo diminutivo respetuoso, “Don Calush”, fue imperecedero por sus exalumnos de la Normal Central, multitud por cierto, oriundos de todo el país; especialmente durante la bien llamada, “época de primavera”, donde tuvo excelente desempaño siempre.

Juan de Dios Rojas


Amistad sincera significó  el  compañerismo,  o  interculturalidad entre capitalinos,   como  del  interior;   característica evidente al paso  de los años vino a  ser.   Por  lo  tanto  tuve  el  honor  y  privilegio de  analizar  aquel  docente ejemplar,   auténtico paradigma.   A primera vista  resultó obvio,   estrechar su mano , escuchar  su  voz amistosa y presencia caballerosa distinguida y evidente.

Innumerables gestiones llevamos a cabo  recién graduados.  Cordial  y atenta daba  aviso  de  recibo,   de momento no factibles  satisfacer nuestra inquietud de unirnos  a las filas de  «gente nueva»  deseosa  de integrarnos a sus planes y proyectos,   rebosantes de  encendido patriotismo  verdadero  y empeñoso. Fue segundo de a bordo  en la cartera de  Educación,   del  doctor  Juan  José Arévalo y de Arbenz.

Su don de gentes sobresaliente,   sirvió  de colaborar  en otros cargos importantes con  dinamismo  y  entrega. Autor  de la obra muy  solicitada por  quienes actúan en  dicha rama,   bajo  el  título  de:  Historia de la Educacion de Guatemala.  De un contenido  fiel  a sus principios,  más  aún,   completa,   exenta de partidismo solapado,   común  de dicho mundo  diverso  y múltiple por cátedra libre.

En ningún aspecto de su bibliografía patriótica puede subrayarse mezquinos y comprometidos intereses, fiel a los postulados de su genuina personalidad, de la cual los presentes renglones intentan salir a luz pública, con la frente en alto y manos limpias; perteneciente a una generación de intelectuales probos,  distantes de inclinarse en posiciones que apuestan a ser millonarios.

Procedente de sectores sociales le rindieron merecidos homenajes, en vida, más valiosos y significativos. Aludo al nombre del doctor Carlos Gonzales Orellana, que ostenta con legitimidad, el ex CUM (centro de usos múltiples, zona 5), del PEMEM, hoy en día su nombre colindante con el Campo de Marte, zona 5 metropolitano, constituye permanente y muy merecido homenaje al distinguido doctor CGO.

Que  su nombre perpetúe en las generaciones actuales y pase directo  a las venideras,  urgidas  de  ejemplificar  y subrayar  en la conciencia y personalidad de cada uno  de féminas  y varones;  que ameritan  recorrer los renglones correctos  del  Ser  Supremo,   en cualquier dimensión habida y por haber. Muchísimo es  el  saldo  pendiente por alinearse de forma humana y consciente.

En la actualidad,   impera el  infortunio,   delincuencia y atrocidades  al por mayor,  por lo  visto  dista mucho contrarrestar  a los miles de malandrines. En el  caso  de asesinatos de  jovencitas,  privadas de la vida a pocos   pasos de ingresar  al   Instituto  Normal  Centro  América  (INCA)  desde una moto.   ¡Qué barbarie sin fin!  Todo  hace pensar  en: “que muera la inteligencia».