Aunque a todos aquellos que luchan por llegar a fin de mes les cueste creerlo, Carlos de Inglaterra «vive en el mundo real».
Así lo ha asegurado su secretario privado al informar del recorte en los gastos oficiales del príncipe a cuenta del Estado. Esa factura, que se sufraga con los impuestos del contribuyente, disminuyó de 12,5 millones de libras en 2008 (más de 15 millones de euros) a 10,7 millones el año pasado, en consonancia con unos tiempos de crisis.
Su secretario Michael Peat atribuye la disminución del dispendio público al capítulo de viajes oficiales al extranjero durante 2009, un total de 76.000 kilómetros recorridos casi siempre junto a su esposa Camila, porque muchos fueron subvencionados por los propios anfitriones.
La tendencia al ahorro se quiebra, no obstante, en capítulos como prensa e información, mantenimiento y limpieza, donaciones y regalos y, sobre todo, jardinería, que pasa de 65.000 libras (unos 79.000 euros) a 125.000.