La primera dama francesa, Carla Bruni-Sarkozy, fue recibida ayer, día en que cumplió 41 años, con el tradicional Cumpleaños Feliz («Parabens para vocíª!») cantado por los niños de una favela de Río de Janeiro, en la que asistió a un desfile «ético» de moda.
La cantante y ex modelo, que acompaña a su marido, Nicolas Sarkozy, en una visita oficial a Brasil, se reencontró con las pasarelas en la favela Pavao-Pavaozinho, colgada de las colinas que circundan la célebre playa de Copacabana.
Descontraídas y sonrientes, una docena de jóvenes, todas de la favela, desfilaron por cerca de media hora para presentar los coloridos modelos de «Modafusion», una asociación franco-brasileña cuyo objetivo es valorizar la creatividad del trabajo de las mujeres de las comunidades pobres.
Protegida del imponente sol por una gran sombrilla, con una niña en sus rodillas y sentada junto a la esposa del gobernador de Río de Janeiro, Adriana Cabral, Carla Bruni-Sarkozy asistió en la favela a la presentación de la colección Primavera-Verano 2009.
Bruni «ha comentado sobre todo la textura de los vestidos, de plástico reciclado y bambú, y su levedad. Su presencia ha sido muy importante y esperamos que nos hará más conocidos», dijo a AFP Nadine González, creadora de Modafusion.
«Fue una oportunidad para mí desfilar hoy, ya que la competencia en las agencias de moda es muy grande», se felicitó Etieni, de 20 años, y que hace cuatro desfila con este proyecto.
El proyecto «ayudó a que mi hija no cayera en otra vida», la prostitución, afirmó su madre, Ana, de 49 años y que siempre vivió en esta favela. «Este año mi hija ingresará en la universidad», añadió orgullosa.
Carla Bruni-Sarkozy, con un traje sastre púrpura oscuro de manga corta y mocasines planos, llegó en limusina por una calle escarpada hasta el edificio de una veintena de pisos que aloja varios proyectos sociales.
Justo antes de asistir al desfile, Carla Bruni visitó el centro «Crianí§a Esperanza» (Infancia Esperanza), un programa de la Unesco en asociación con la TV Globo, considerado modelo y empeñado en sacar a más de 8.000 niños de la miseria y apartarlos de peligros como el tráfico de drogas, un medio fácil de vida en los barrios más pobres.
Una cincuentena de niños de la comunidad esperaban a Carla Bruni-Sarkozy con un ramo de flores y le cantaron el «Parabens para vocíª!» (Cumpleaños Feliz). En un pequeño jardín, la primera dama plantó un «Pau Brasil», el árbol que le dio nombre al país.
«Es simbólico plantar un árbol en las favelas que avanzan sobre el bosque. Hay que hacer tomar conciencia a los jóvenes de la importancia del medio ambiente», afirmó a AFP Vincent de Fourny, director de la Unesco en Brasil.
Según él, desde que este proyecto existe hace siete años la violencia ha disminuido mucho en esta favela -una de las 800 que existen en Río de Janeiro- en la que viven más de 20.000 personas.
«La receta es simple: interesar a los jóvenes con disciplina y animarlos para que aprendan a vivir juntos», añadió.