El papa Benedicto XVI convocó a todos los cardenales del mundo para debatir mañana, por primera vez, sobre los escándalos de abusos sexuales que provocaron la más grave crisis vivida por la Iglesia católica en los últimos decenios.
Presidida por el pontífice, la llamada «jornada de reflexión y oración» fue organizada la víspera del Consistorio para la «creación» de 24 nuevos cardenales, con el fin de debatir «la respuesta de la Iglesia frente a los abusos sexuales».
Se trata de la primera reunión a un nivel tan alto que se celebra después de que estalló a finales del año pasado un escándalo en Irlanda por la divulgación de dos informes oficiales sobre los abusos sexuales a cientos de menores, cometidos por religiosos de ese país y encubiertos por las autoridades eclesiásticas.
Tras esas revelaciones, los escándalos se multiplicaron en Estados Unidos y Europa, en especial en Alemania, país de nacimiento del primer pontífice alemán de la era moderna.
Desde entonces, Benedicto XVI ha condenado públicamente esos abusos, se ha reunido con víctimas y estableció las medidas a seguir cuando un religioso tiene conocimiento de ello.
La reunión con el «Senado de la Iglesia» será abierta por el cardenal estadounidense William Levada, prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe (el ex Santo Oficio), la entidad encargada de examinar los crímenes más graves que se cometen en el seno de la Iglesia.
Los cerca de 150 cardenales de todos los continentes se reunirán en la Sala Nueva del Sínodo del Vaticano a puerta cerrada para hablar del tema, considerado muy delicado, ya que puso en tela de juicio el prestigio de la milenaria institución.
«Reinará la prudencia. Ningún cardenal va a revelar su posición frente a sus colegas, menos ante aquellos que tendrán la tarea de elegir el futuro Papa», anticipó a la AFP un experto de asuntos vaticanos.
La iniciativa del Papa suscita también escepticismo entre las víctimas y sus familiares.
«No sabemos si saldrán medidas de la reunión, ni si se trata de un desarrollo positivo», comentó Barbara Blaine, presidenta de la asociación estadounidense Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP), quien tacha de insuficientes las demostraciones sólo de afecto.
«Se traiciona así a niños vulnerables y adultos heridos», afirmó.
Por su parte, el vocero del Papa, padre Federico Lombardi, intentó minimizar el alcance de la reunión cardenalicia con el fin de evitar avivar el escándalo.
«Hay que tener en cuenta que se trata de una sola jornada y de que van a abordar varios temas. No esperen documentos específicos del colegio cardenalicio sobre el tema», advirtió.
Además de pedofilia, los cardenales, que almorzarán con el Papa, hablarán de la libertad religiosa en el mundo, de liturgia y de la constitución «Anglicanorum Coetubus», a través de la cual se autorizó hace un año la entrada de cientos de anglicanos a la iglesia católica.
Con ese documento el Vaticano admitió la conversión colectiva de los tradicionalistas anglicanos decepcionados por la visión extremadamente progresista de su iglesia, sobre todo en temas como la apertura a la homosexualidad y la ordenación de mujeres obispos.
Se trata del tercer consistorio o asamblea de cardenales que convoca Benedicto XVI en cinco años de pontificado y demuestra la voluntad del Papa de trabajar «en forma colegiada» con los demás cardenales, estiman varios observadores.
El sábado 20, el Papa otorgará el título cardenalicio a 24 nuevos religiosos, entre ellos al ecuatoriano Raúl Vela Chiriboga, arzobispo emérito de Quito, y al brasileño Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida.
La ceremonia, entre las más solemnes de la iglesia católica, se celebrará en la basílica de San Pedro.
Con las nuevas designaciones, el número de cardenales con derecho a voto en un eventual Cónclave por la muerte del Papa llega a 121 miembros.