Su relación ha conmovido a todo el país, que vive pendiente de sus besos y carantoñas. El lunes, poco después de que aterrizara el avión en el que Iker Casillas y Sara Carbonero regresaban a España sentados en asientos contiguos, la guapa periodista brindó sus primeras declaraciones a un compañero de su cadena, Jorge Javier Vázquez.
Ataviada con un sugerente vestido rojo, la reportera afirmó que se sentía feliz de haber vivido el Mundial de Fútbol, según recoge la web de Telecinco. También explicó que lo suyo había sido llegar «y besar el santo», refiriéndose a la suerte que había tenido al haberse estrenado en la gran cita futbolística con la victoria española.
La frase ya ha protagonizado alguna chanza, después de que el jugador Pepe Reina recordara el apodo del novio de la joven, El Santo (en concreto, Reina se refirió al «santo de Móstoles», ciudad de la infancia de Iker Casillas).
Jorge Javier Vázquez también evocó ante la periodista la promesa que el capitán de la selección española había hecho si su equipo volvía campeón: o se casaba, o se rapaba. Por ahora, Carbonero prefiere «que Iker se rape, que le quedará bien».
Por la noche, Iker y Sara fueron los protagonistas de las copas y la fiesta de la celebración, como no podía ser menos. A la pareja se la vio cogida de la mano antes de entrar en una conocida discoteca de Madrid: ella, con su modelito de volantes y tacones; él, con el chándal con el que había recorrido todo Madrid. No había tiempo para cambios.