Capitán es confinado a arresto domiciliario


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Un oficial de guardacostas le ordenó enérgicamente al capitán de un buque escorado que regresara a la nave para supervisar la caótica evacuación, pero éste se negó en forma reiterada, según una escandalosa grabación de audio difundida ayer.

Por NICOLE WINFIELD y COLLEEN BARRY ROMA / Agencia AP

Los fiscales han acusado al capitán Francesco Schettino de homicidio involuntario, causar un naufragio y abandonar la nave antes de evacuar a todos los pasajeros debido al encallamiento del crucero Costa Concordia frente a la costa toscana el viernes por la noche.

Después de que los fiscales interrogaron el martes durante tres horas a Schettino, un juez en Grosseto, Toscana, falló que el capitán, detenido pocas horas después de que presuntamente abandonó el Concordia, debe ser liberado de la cárcel y confinado a su casa cerca de Nápoles bajo arresto domiciliario, dijo a periodistas su abogado, Bruno Leporatti, afuera del tribunal.

Los fiscales querí­an mantenerlo en la prisión de Grosseto, y Leporatti habí­a pedido su libertad.

La cifra confirmada de muertos se elevó a 11 el martes luego de que buzos de la Armada retiraron de la nave los cadáveres de cuatro hombres y una mujer. Los cinco tení­an entre 50 y 60 años y todos llevaban chalecos salvavidas anaranjados que usan los pasajeros, lo que indica que probablemente no hací­an parte de la tripulación, dijo el portavoz de la Guardia Costera Filippo Marini. Sus nacionalidades no fueron determinadas de inmediato.

Previamente, se habí­a elevado el número de desaparecidos a 25 pasajeros y cuatro tripulantes. Las autoridades italianas informaron que entre ellos habí­a una persona peruana, así­ como 14 alemanes, seis italianos, cuatro franceses, dos estadounidenses, un húngaro y un indio, pero habí­a confusión sobre las cifras, ya que la cancillerí­a alemana en Berlí­n dijo que eran 12 los alemanes desaparecidos.

El Costa Concordia transportaba a más de 4.200 personas cuando encalló en un arrecife frente a la isla toscana de Giglio. Schettino se habí­a desviado del rumbo programado sin autorización, aparentemente para hacerle un favor al maitre del restaurante, oriundo de la isla.

Schettino ha insistido en que permaneció a bordo hasta concluir la evacuación, pero la conversación grabada con el capitán de guardacostas Gregorio De Falco indica que huyó antes del desembarco de todos los pasajeros y luego rechazó las órdenes reiteradas de regresar.

«Vuelva a bordo y diga cuánta gente hay. ¿Está claro?», vocifera De Falco en la cinta grabada.

Se escucha a Schettino responder que el barco se está inclinando y que todo está oscuro. Dice que en ese momento se encuentra a bordo de un bote salvavidas desde el cual coordina el rescate.

En ese momento, se encontraba con su segundo al mando en un bote salvavidas y dijo que coordinaba el rescate desde allí­. También dijo que no regresaba al buque porque «porque el otro bote está detenido». Pasajeros han dicho que muchos botes salvavidas del lado de babor no fueron bajados al agua después del naufragio.

De Falco vocifera: «Â¿Y qué hay con eso? ¿Quiere irse a su casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere irse a casa? Suba a la proa de ese barco con la escalera de mano del piloto y diga qué se puede hacer, cuanta gente hay y qué necesitan. ¡Ahora!».

«Vuelva a bordo. Se lo ordeno. No busque más pretextos. Ha llamado a abandonar el barco, ahora yo estoy al mando», grita De Falco.

En determinado momento, De Falco promete: «Voy a asegurarme de que usted la va a pasar mal… Voy a hacerle pagar por esto. ¡Vaya a bordo (obscenidad)!»

Luego se escucha que Schettino acepta regresar a bordo, pero no estaba claro si lo hizo.

Schettino, de 52 años, descrito por la prensa italiana como un oficial amable y curtido, trabaja desde hace 11 años para la empresa y ascendió a capitán en 2006. Es oriundo de Meta di Sorrento, cerca de Nápoles, de donde provienen muchos capitanes de cruceros y transbordadores. Asistió a la escuela de la marina mercante Nino Bixio, cerca de Sorrento.

Schettino relató su versión de los acontecimientos ante los fiscales y el juez en una audiencia preliminar que debí­a determinar si permanecí­a en la cárcel, como pidió la fiscalí­a. El juez demoró la decisión. El oficial podrí­a ser condenado hasta 12 años de cárcel por abandonar el barco.

Su abogado, Bruno Leporatti, dijo en la audiencia que después de chocar contra los arrecifes, Schettino maniobró para acercar al buque a la orilla, con lo cual salvó «cientos, acaso miles de vidas».

Sin embargo, varios pasajeros dijeron que la evacuación fue caótica.

Steve y Kathy Ledtke, de Fort Gratiot, Michigan, dijeron a la televisora WDIV que estaban a punto de cenar el viernes cuando advirtieron que algo andaba muy mal.

«Fue un caos total y un sálvese quien pueda», dijo Kathy Ledtke. «Nadie sabí­a dónde ir».

En tanto, la empresa holandesa especializada en salvamentos Smit, dijo que sus ingenieros y buzos tardarí­an entre dos y cuatro semanas en retirar los 1,9 millones de litros de combustible del buque. Esta tarea es la segunda en importancia luego del hallazgo de los desaparecidos, ya que el naufragio se produjo en un santuario de delfines y ballenas.

Las etapas preliminares del retiro de combustible podrí­an comenzar el miércoles si lo aprueban las autoridades.