Las familias redujeron su capacidad de comprar alimentos en un 10 por ciento debido al incremento en los precios en un 8.7 por ciento durante el último año; las proyecciones son negativas, pues las alzas podrían continuar hasta diciembre del 2013, según un análisis del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala (IPNUSAC).
Agencia CERIGUA
En los primeros seis meses del presente año, el incremento se ha situado en el 4.3 por ciento, lo que significa que al final del 2013 los precios de los alimentos podrían aumentar cerca del 10 por ciento, respecto a los costos registrados en la misma fecha en el 2012, destaca la publicación de esa institución.
El IPNUSAC teme que algunas realidades queden escondidas en las cifras oficiales, ya que el Índice Global de Inflación reportado por las autoridades señala que cada familia en Guatemala destina aproximadamente el 28 por ciento de sus ingresos a la adquisición de alimentos.
La Encuesta de Condiciones de Vida del 2011 reveló que el 54 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, es decir, unos 7 millones de habitantes invierten todos sus ingresos para acceder al derecho a la alimentación, destaca el análisis del Instituto, publicado en la edición 31 de su revista.
El alza de precios está empeorando seriamente la situación de pobreza en Guatemala, sin que haya medidas efectivas para contrarrestarla; el empleo está deprimido, igual que los salarios y los ingresos familiares en general, mientras que los programas sociales están funcionando a un bajo ritmo y no constituyen un amortiguador para las familias más necesitadas, indicó el IPNUSAC.
De acuerdo con el análisis, los mecanismos de vigilancia de los precios son deficientes, pues la Dirección de Atención al Consumidor (Diaco) tiene poca capacidad de intervención y su trabajo no es vinculante con las políticas oficiales; además, no ha podido sancionar efectivamente a los especuladores o ha implementado medidas encaminadas a contrarrestar el alza de los precios.
El gobierno deberá corregir a la brevedad el método de cálculo de la inflación para reflejar con fidelidad la medición de precios al consumidor y orientar una política de control de precios en general; asimismo liberar los contingentes de importación para ampliar la oferta interna y hacer más eficientes los programas sociales para mitigar el deterioro de las condiciones de vida de la población, concluye la publicación del IPNUSAC.