Caos y violencia se agravan en Kenia


Unos jóvenes de la tribu Luo de Kenia se muestran violentos durante una lucha de etnias en ese paí­s.

Helicópteros militares kenianos abrieron fuego hoy contra bandas de tribus rivales que se enfrentaban en la ciudad de Naivasha (oeste de Kenia), después de una nueva escalada de violencia provocada por el asesinato de un diputado de la oposición.


«La turba es incontrolable y queremos dispersarla, por eso estamos utilizando helicópteros», dijo un comandante de la policí­a en Naivasha, escenario en los últimos dí­as de sangrientos enfrentamientos interétnicos en el contexto de la violencia poselectoral.

En Nairobi, el lí­der opositor Raila Odinga, que afirma que el presidente Mwai Kibaki le robó la victoria en las elecciones, acusó a sus «adversarios» de estar implicados en el asesinato del diputado de su partido.

«Estamos conmocionados (…) por lo que le ha ocurrido a nuestro colega», declaró Odinga en rueda de prensa, calificando la muerte del diputado Melitus Mugabe Were de «asesinato brutal a sangre frí­a».

«Vemos la marca infame de nuestros adversarios» polí­ticos en este asesinato, afirmó. Mugabe Were, diputado del Movimiento Democrático Naranja (ODM) de Odinga, fue asesinado de un disparo frente a su casa de madrugada.

El asesinato «al parecer está relacionado con la ola de violencia poselectoral, pero se ha abierto una investigación», indicó un oficial de la policí­a que pidió el anonimato.

«Esperamos que las fuerzas del orden realicen pesquisas, pero como pueden ver, el paí­s se está sumiendo en un estado de anarquí­a», afirmó Odinga.

Mugabe Were es la primera personalidad polí­tica que muere en la ola de violencia que estalló en Kenia tras la reelección el 27 de diciembre del presidente Kibaki, impugnada por Odigna.

En un mes, los enfrentamientos dejaron más de 900 muertos y unos 250 mil desplazados.

Hoy, la policí­a utilizó gases lacrimógenos contra los cientos de manifestantes que salieron las calles en los feudos de la oposición en el oeste de Kenia, mientras la tensión aumentaba en los barrios de chabolas de Nairobi tras el asesinato del diputado opositor.

Columnas de humo se alzaban en los barrios pobres de Naivasha y jóvenes armados con machetes quemaban casas y rodaban por las calles.

«Este es nuestro modo de expresar nuestra pena», afirmó Evans Muremi, de 35 años, mientras un grupo de unos cien jóvenes levantaba barricadas y encendí­a hogueras.

La localidad de Naivasha y más al norte la de Nakuru -preciados destinos turí­sticos- han sido escenario en los últimos dí­a de macabros enfrentamientos entre bandas y de ésta con la policí­a.

Las fuerzas del orden también utilizaron gases lacrimógenos y disparos al aire en Kisumu, feudo de Odinga, donde cientos de personas se habí­an reunido para expresar su ira.

«Empiezan matando a las personas corrientes como nosotros y ahora están matando a nuestro lí­deres, no lo aceptaremos», afirmó un manifestante, Justus Othieno.

En este contexto, un equipo de mediadores africanos encabezado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan anunció que iniciarí­a hoy conversaciones formales entre Kibaki y Odinga a las siete de la mañana (hora de Guatemala) en Nairobi.

Pero Odinga volvió a llamar hoy a Kibaki a reconocer «que la elección fue robada».

Mientras tanto, miles de personas continuaban huyendo de sus hogares en el oeste del paí­s por miedo a enfrentamientos interétnicos.

Las protestas polí­ticas que estallaron tras las elecciones se mezclaron después con disputas latentes de carácter étnico y económico, principalmente por la propiedad de la tierra, sumiendo a este paí­s africano, considerado hasta ahora como remanso de estabilidad, en la peor ola de violencia desde su independencia en 1963.

Negociaciones


Las negociaciones entre los seguidores del reelecto presidente keniano, Mwai Kibaki, y de su opositor Raila Odinga comenzaron hoy en Nairobi en presencia del mediador Kofi Annan, con un trasfondo de violencia étnico-polí­tica, en una ceremonia transmitida por televisión.

«Hay una sola Kenia. Todos tenemos identidades múltiples, pero espero que todos se consideren ante todo kenianos», declaró como preámbulo el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan, mediador de la Unión Africana (UA) en la crisis.

Annan hizo esta afirmación desde una tribuna de una sala aneja al Parlamento de Nairobi, flanqueado por Kibaki y Odinga.

Kenia, uno de los paí­ses africanos más estables hasta finales del año pasado, está inmerso en una grave crisis desde que Odinga contestara la reelección de Kibaki, el 27 de diciembre.

Muchos observadores internacionales denunciaron graves irregularidades en esos comicios.

En un mes han muerto casi mil personas en actos violentos, muchos de ellos de marcado carácter interétnico, y 250 mil han tenido que abandonar sus hogares a causa del conflicto.