Canje de deuda externa por alimentación


Guatemala, Centro América y el Caribe es una de las regiones más desiguales, más endeudadas del mundo. En nuestra patria, el combate a la pobreza, a la extrema pobreza, la reducción del hambre se produce lentamente, gota a gota, mientras que la riqueza se concentra aceleradamente.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

La principal causa del hambre estriba en la limitada, escasa e insuficiente inversión pública en el área social, todo lo cual se ve afectado por el elevado porcentaje del presupuesto de ingresos y egresos del Estado destinado al pago de intereses y de capital de la deuda externa.

Guatemala destaca tristemente por el reducido gasto social, por la baja inversión en programas alimenticios de combate al hambre. Nuestro paí­s tiene deudas con las instituciones financieras internacionales, con los gobiernos de otros paí­ses y con entidades privadas internacionales. El pago de intereses elevados y capital de la deuda puede ser sujeto de canje si sabemos plantear y explicar que Guatemala, lamentablemente, es el paí­s de toda América Latina, que más elevados í­ndices de desnutrición infantil posee.

Recientemente los medios de comunicación social publicaron que estamos a punto de que 700 mil guatemaltecos se incorporen a la situación de pobreza y por consiguiente se eleve el porcentaje de personas en extrema pobreza, más que Haití­.

En el pasado, algunos de nuestros gobiernos no han sabido reconocer, por falso orgullo, que necesitamos la comprensión y la ayuda internacional para paliar y combatir el hambre y la pobreza, como lo ha reconocido Nicaragua y Honduras; incluso, la improcedente soberbia privó que al millón y medio de emigrantes que están en Estados Unidos se les concedieran programas temporales para trabajar y residir en el exterior como sí­ lo logró El Salvador.

Ante la crisis y elevación de precios de los alimentos, ante el constante aumento de los derivados de petróleo, debemos plantear seria y efectivamente a los paí­ses desarrollados con quienes tenemos deudas, a los organismos internacionales, el canje de los elevados intereses y si es posible del pago de capital a cambio de programas especí­ficos dedicados al combate de la desnutrición infantil y a la reducción de la pobreza y extrema pobreza en la que están más de la mitad de los guatemaltecos.

Los paí­ses desarrollados, especialmente los paí­ses integrantes del Club de Parí­s y del G-8, en este momento de crisis, son sensibles al planteamiento del canje de la deuda externa por programas de alimentación e inclusive por programas de fomento a la producción local de alimentos básicos. De la misma manera que ellos subsidian a sus agricultores, fácilmente comprenderí­an que la mejor ayuda para combatir el hambre, la pobreza y la inmigración es que los pequeños agricultores que producen principalmente para subsistencia, se les dote con programas de riego, de semillas mejoradas y de fertilizantes orgánicos e inorgánicos.

La información del Instituto Nacional de Estadí­stica evidencia y comprueba la pobreza y extrema pobreza en más de cien municipios, principalmente en el Occidente del paí­s. Los pueblos indí­genas, los niños y las mujeres son quienes más sufren, quienes más están afectados por la falta de inversión en programas sociales.