Candidatos cortejan a musulmanes


Los principales candidatos a la alcaldí­a de Londres cortejan a los musulmanes de cara a las elecciones del jueves, en las que muchos electores tendrán la oportunidad de expresar por primera vez su voto desde los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en la capital británica.


El alcalde saliente, el laborista Ken Livingstone, que se opuso a la participación británica en la invasión de Irak liderada por Estados Unidos, cuenta con el apoyo de varias importantes asociaciones de musulmanes londinenses (que representan un 10% de los 7,5 millones de habitantes de la ciudad).

Frente a este ex trotskista reconvertido al capitalismo de la City se planta el conservador Boris Johnson, que ostenta un abuelo turco, aunque varias veces tuvo que defenderse de acusaciones de islamofobia.

Ex periodista, Johnson escribió artí­culos de cariz polémico, en los cuales decí­a que el islam era «el problema», al referirse a los atentados de 2005, en los cuales cuatro kamikazes islamistas británicos mataron a 52 personas en Londres.

«Todas las encuestas dicen que Livingstone deberí­a tener más votos de la minorí­a étnica, pero la ventaja de los laboristas se está reduciendo», señala Tony Travers, politólogo de la London School of Economics.

«A medida que los primeros inmigrados echan raí­ces en Gran Bretaña, se muestran más capaces de tomar distancias con la principal corriente polí­tica», opina el experto.

Los partidarios de ambos bandos distribuyen octavillas a la salida de las oraciónes del viernes en la mezquita de Harrow, un barrio del noroeste de Londres con 15% de población musulmana.

Los dignatarios musulmanes se abstienen de dar consignas de voto a sus fieles. «Hay conservadores, laboristas, liberales. Nosotros no les decimos por quién votar», dice el secretario general de la mezquita, Ghulam Raabani.

El musulmán Atiq Malik, consejero local conservador, cree en las posibilidades de Boris Johnson, y asegura que el voto de su comunidad no se decidirá solamente por temas religiosos, sino también por asuntos como la criminalidad y la pérdida de parques a causa de la especulación inmobiliaria.

«No quiero que la religión invada la polí­tica», afirma mientras distribuye panfletos.

Malik destaca la importancia de la llegada a la mayorí­a de edad de una nueva generación que nació y se crió en Londres. Se trata de jóvenes que desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos se muestran «más activos, muy serios, muy implicados en cuestiones de polí­tica exterior», afirma.

Livingstone corre el riesgo de perder una parte de esa base electoral, a causa del apoyo que le dio en 2004 al lí­der islámico Yusuf al Qaradawi, acusado de radicalismo, antisemitismo y homofobia.

«Es evidente que la estrategia de Livingstone fue trabajar con ahí­nco sobre varios segmentos de electores: los jóvenes, los musulmanes, las minorí­as étnicas», señala Travers.

«Pero ahora todo es más complicado: la variedad multiétnica se enriqueció y muchos de sus componentes no se tienen un gran aprecio entre sí­», agregó.