Canciller de Vaticano llega a Cuba


El activista opositor Ariel Sigler llora al estar en su casa en la ciudad Pedro Betancourt. AFP PHOTO/ADALBERTO ROQUE

El canciller del Vaticano, Dominique Mamberti, llega hoy a Cuba en plena negociación por la libertad de presos polí­ticos protagonizada por la Iglesia cubana, interlocutora de un diálogo con el Gobierno comunista por primera vez en 51 años de tensa relación.


Monseñor Mamberti, quien prevé arribar a las 18H00 locales (22H00 GMT), se reunirá el miércoles con el canciller Bruno Rodrí­guez y no se descarta que sea recibido por el presidente, Raúl Castro, según portavoces de la Iglesia.

La visita de cuatro dí­as se cumple poco después de la liberación de Ariel Sigler, de 46 años, parapléjico y preso desde 2003, y el traslado de 12 reos a cárceles cerca de donde viven sus familias, primer logro de una reunión entre Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega, el 19 de mayo.

Aunque oficialmente Mamberti viaja para conmemorar 75 años de relaciones de Cuba con la Santa Sede y para presidir la Semana Social Católica, constatará el acercamiento entre la Iglesia local y el Gobierno, animará la mediación y tratará con los obispos la situación del paí­s y necesidades de la misión pastoral, de acuerdo con lí­deres católicos.

El presidente de la Conferencia Episcopal, Dionisio Garcí­a, arzobispo de Santiago de Cuba, afirmó a la AFP que, pese a que las gestiones las hace la Iglesia cubana, la visita del canciller del Vaticano también servirá para mejorar ese diálogo.

«Todo eso es motivo de conversación. Tendrá que tratar con personas del gobierno y dará su punto de vista. Cuando se dialoga, siempre, aunque parezca que no, se dan pasos, se empiezan a abrir ventanas para que las cosas se ventilen», dijo a la AFP Jorge Serpa, obispo de Pinar del Rí­o, a cargo de la Pastoral Penitenciaria.

El inédito papel de interlocutor conferido a la Iglesia por parte del Gobierno -criticado por los derechos humanos tras la muerte en febrero de un preso opositor en huelga de hambre- abrió expectativas dentro y fuera del paí­s.

A la espera de resultados de la mediación de la Iglesia, la Unión Europea decidió el lunes aplazar a septiembre la revisión de la Posición Común, que condiciona su relación con Cuba a avances en derechos humanos; mientras que Estados Unidos hizo votos por más liberaciones y dijo respetar «el papel positivo» que cumple la jerarquí­a católica.

En Cuba, las Damas de Blanco -esposas de los presos- y opositores aspiran a que Mamberti pida más excarcelaciones a las autoridades; en tanto el opositor Guillermo Fariñas, en huelga de hambre desde hace 112 dí­as, espera que el clero logre al menos 10 liberaciones para deponer su ayuno.

«Todo este proceso lo vemos con esperanza, como un paso positivo, aunque somos cautelosos. Queremos que se llegue al fin que todo el mundo desea y lo más pronto posible. Trabajamos para que sea así­», añadió Serpa.

Como primer fruto de la mediación, Ortega logró que las autoridades permitieran a las Damas de Blanco reanudar en mayo sus marchas -prohibidas en abril- para seguir reclamando la libertad de los prisioneros.

La expectativa abarca la posibilidad de que la interlocución trascienda el tema de los reos, pues, criticado por décadas de pasividad frente al Gobierno comunista, el clero alza la voz cada vez más para reclamar «cambios» en la isla.

«Los procesos de diálogo deben progresar, lo que se está marcando es eso: un diálogo que vaya adelante, no que se cierre y acabe cada uno atrincherado», comentó monseñor Serpa.

Y es que aunque el Gobierno tiene nexos con el Vaticano desde 1935; redujo a la Iglesia local en las épocas de choques, los más fuertes en los 60, cuando instalado el ateí­smo le expropió bienes y expulsó más de 130 religiosos.

La relación mejoró con la histórica visita del papa Juan Pablo II en 1998, en el marco de la cual el lí­der de la revolución Fidel Castro liberó a 300 presos polí­ticos y comunes, volvieron la fiesta de Navidad y las procesiones -vetadas tres décadas-.

Más recientemente, Raúl Castro autorizó misas en las cárceles, recibió a jerarcas del Vaticano, incluido el número dos, Tarcisio Bertone, y hasta acudió a la beatificación de un cubano.