Cáncer de mama: un mal silencioso


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Cada año, el Instituto Nacional de Cancerologí­a (Incan) registra entre 200 y 258 casos de mujeres con sí­ntomas de cáncer de mama y cerca de 100 muertes por la misma causa. El panorama parece desalentador a nivel nacional, pues no se cuenta con estadí­sticas confiables de la enfermedad, debido a que una gran cantidad de ví­ctimas de este padecimiento no sabe que lo tiene, ante la falta de acceso a servicios preventivos de salud. Se cree que existe un subregistro de mil diagnósticos no realizados anualmente. Se trata de un panorama sombrí­o para mujeres y jóvenes.

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FLOR DE MARíA ORTIZ
fortiz@lahora.com.gt

Sentada en un sillón, Carmen* intenta sonreí­r. No lo logra. Hace un esfuerzo para que su rostro refleje felicidad, un estado de ánimo que ahora le parece extraño, lejano.

En un segundo intento, sonrí­e, pero sin ocultar el cansancio, dolor y malestar por los efectos secundarios que le ocasiona la quimioterapia a la que constantemente se somete para luchar contra el cáncer de mama.

Accede a hablar con La Hora y contar su historia bajo la condición del anonimato, pues reconoce que los prejuicios rodean esa enfermedad. “Yo tení­a una molestia en un pecho, pero como sólo me dolí­a de vez en cuando no le presté atención. Dejé pasar el tiempo y cuando sentí­ nuevamente, mi pecho estaba más grande que el otro y me entró preocupación, miedo y vergí¼enza que me vieran”, explica.

“Fui al doctor en Moyuta, Jutiapa. Luego de examinarme me dijo que tení­a una bolita y que me hiciera un montón de exámenes que eran caros, pero como tení­a que ver qué era, me hice todos los análisis y luego ningún doctor me querí­a decir qué tení­a. Así­ pasó el tiempo, cuando volví­ a averiguar sobre mis resultados con otro doctor me dijo ‘usted tiene cáncer’”, recuerda, con una voz entrecortada.

El cáncer de mama significa más que un tumor maligno en el tejido mamario. Es una enfermedad que afecta cada dí­a a más mujeres, pero éstas, en su mayorí­a, no tienen acceso a salud preventiva y no saben que su vida corre riesgo ante la falta de una detección temprana de su situación.

Entre lágrimas, Carmen reconoce que al momento de recibir su diagnóstico “sólo querí­a que me dijeran que no era nada, que no era cierto. Por miedo no querí­a saber y cuando me dicen, no tienen el tacto para contarme que estoy enferma de mi pecho”.
 
Tras aceptar su situación, reunida con su esposo e hijos, les dijo: “desde hace un tiempo me sentí­a enferma de un pecho y tras varios exámenes los doctores determinaron que tengo cáncer en un pecho”. “Lloré mucho porque me sentí­a muy mal. Mi familia se quedó callada, yo esperaba que me dijeran algo y me consolaran, no sé, esperaba y no esperaba nada en realidad, porque la noticia les afectó a ellos tanto como a mí­, en esos momentos sólo le pedí­a a Dios que me ayudara, que me diera fortaleza para luchar por mí­ y mi familia, pero sentí­ mucho pesar”.

Su dolor y confusión la hizo sufrir mucho, pero buscó ayuda en la ciudad capital y actualmente se somete a un tratamiento de quimioterapia.

Ya perdió casi todo su cabello, bajó de peso y su ánimo decayó. Sin embargo, es optimista y cree que su situación va a mejorar. Por eso, cumple con estricta dieta alimenticia y no falta a sus citas de control.

Considera que el apoyo de toda la familia es fundamental y Carmen agradece a su esposo e hijos y familia que no la dejaron luchar sola con esa enfermedad.

El problema parece tener una tendencia distinta en el resto del paí­s, pues aunque las tendencias  regionales dan cuenta que cada vez más mujeres padecen la enfermedad, los registros médicos son cada vez menores. ¿Cómo se explica esta situación? Las mujeres no tienen acceso a servicios de salud preventiva y por ende, no saben que tienen cáncer.

LA ENFERMEDAD
De acuerdo con el médico Walter Guerra, director del Incan, cada año se registran aproximadamente de 250 a 258 casos nuevos de mujeres con sí­ntomas de cáncer de mama.

Existen casos de mujeres con molestias desde hace más de 20 años, pero por temor y vergí¼enza no consultan a un ginecólogo, lo que ocasiona la muerte de aproximadamente entre 80 a 100 mujeres anualmente.

“250 mujeres consultan por primera vez el hospital por molestias en las mamas. Muchas de ellas continúan con tratamiento y controles, algunas otras ya no continúan llegando por diversas razones. De las mujeres que fallecen existe un aproximado de 80 a 100 anualmente. Esto, porque muchas ya no regresan. Donde nosotros pudimos comprobar que tuvieron su cáncer hace 20 años y no es que mueran inmediatamente, pero por miedo no continúan con sus controles y exámenes”, explica el galeno.
 
Guerra explica que la enfermedad se puede combatir con distintos procedimientos, como drogas especiales, tratamientos quirúrgicos y radioterapias. “La sobrevida la damos alrededor de los 20 años cuando el tumor es pequeño. Existe una clave: porque si el tumor es menor de dos centí­metros hay un alto porcentaje de curación o de vivir más tiempo. Si el tumor es mayor entre dos y cuatro centí­metros, la sobrevida baja de 10 a 15 años y si es mayor de cuatro centí­metros o ya ulcerada la piel, la sobrevida se reduce a más o menos de cinco años”, refiere.

Las causas serí­an la herencia de una pariente que haya tenido cáncer de mama, la no lactancia –el no dar de mamar–, el uso de anticonceptivos –que posiblemente esté relacionado, pero no está comprobado–, fumar –factor de muy alto riesgo– o los golpes en los pechos cuando se hace algún deporte, que a la larga podrí­an tener consecuencias.
 
“Si una madre con cáncer tiene hijas, ellas automáticamente podrí­an considerarse de alto riesgo por la herencia familiar. Por tal motivo, solicitamos a las mujeres que se hagan la primera mamografí­a a los 40 años, porque los tejidos fibrosos de la mama disminuyen y aumentan el tejido graso, por lo que es más fácil ver los casos o lesiones en la mamografí­a”.
 
Las mujeres de alto riesgo, por situaciones antes mencionadas, se les recomienda que inicien con su visita al ginecólogo para hacerse la mamografí­a a los 35 años. “Cada año tenemos más casos de cáncer de mama, siendo una patologí­a que está yendo en aumento, considerando que la incidencia ha sido un aumento, porque en Guatemala existen subregistros en los que existen mil casos nuevos de cáncer de mama al año, porque algunos se pierden, otros no se diagnostican y si se diagnostican no son reportados, pero las mujeres tienen la decisión de hacerse sus exámenes pertinentes”.

CAMBIO DE VIDA
El temor de recibir un diagnóstico desfavorable hace que muchas mujeres opten por evitar las visitas al ginecólogo, explica Guerra.
 
Un claro ejemplo que brindó el médico titular, fue sobre una enfermera del Incan que por temor no comentó su enfermedad.
 
“Hace muchos años en el Hospital de Cancerologí­a, un jefe de médicos manifestaba que existí­a un mal olor en el piso de servicio de enfermerí­a, considerando que existí­a una rata muerta, pero todos quedaron sorprendidos y se retiraron; luego de varios minutos, se acercó una enfermera al médico de mucha experiencia y le dijo: “disculpe doctor, es que soy yo la que tiene ese olor”, siendo una enfermera graduada con mucha trayectoria le muestra al doctor su pecho canceroso y ulcerado, qué puede imaginarse un doctor que siendo una trabajadora que sabe cómo son los procedimientos y sobre todo la enfermedad, no haya dicho nada. Creemos que le ganó el temor porque le cambió la vida”.
 
Heidy Rojas, psicóloga de la Liga de Higiene Mental, asegura que toda persona enferma debe seguir un tratamiento psicológico para reintegrarse a la sociedad, que por miedo no son opciones.

“Es difí­cil enfrentar una noticia como un cáncer, es importante que las mujeres que se encuentran enfermas tomen sus terapias médicas, pero también psicológicas, porque les ayudará a enfrentarse a la sociedad cuando inicien o finalicen su proceso de quimioterapias, pero lo que no se sustituye es el apoyo familiar”.

Según Guerra, los costos de los tratamientos oscilan entre 12 mil quetzales con medicamentos genéricos y entre 80 mil con medicamentos originales.
 
Médicos del Incan consultados refieren que la mejor manera de prevenir el cáncer de mama, es que las mujeres se conozcan a sí­ mismas, su cuerpo y los cambios en sus pechos y las molestias que anteriormente no sentí­an.
 
Es recomendable que las mujeres consulten inmediatamente a su ginecólogo por molestias en sus mamas, asegurando que la consulta temprana previene que se incremente el tamaño o malestares.
 
El experto hace un llamado a las jóvenes mujeres para que se evalúen a sí­ mismas siendo importante un autoexamen y luego dirigirse hacia los hospitales que pueden brindar una atención y evitar cambios avanzados de la enfermedad si en caso existieran.

CíNCER
NUEVAS GENERACIONES


Guerra indica que existen en el hospital raros casos reportados de mujeres de menos de 25 años, siendo esporádicos diagnósticos, pero sí­ existen, y que por alguna razón van en aumento.

Diana es una niña de 10 años, que a su corta edad ha sentido molestias en un pecho, desde hace unos meses. “Me duele cuando duermo bocabajo, cuando corro o cuando sin querer me golpeo jugando, pero, ya fui al doctor y me examinó, me hizo muchos exámenes para saber que tengo, pero me dijo que sí­ tengo una bolita pequeña, me dejó medicina y para otro dí­a más exámenes y ahora sólo por ratos me duele”, comentó.

Los padres de la pequeña han dicho que “esperamos en Dios que estas molestias no sean por algo peor, porque siempre ha sido una niña sana”, afirmando que una familiar pasó un proceso de cáncer de mama.

LA ENFERMEDAD
Cáncer de mama


El cáncer de mama consiste en un crecimiento anormal y desordenado de las células de este tejido.

La mama está formada por una serie de glándulas mamarias, que producen leche tras el parto, y a las que se les denomina lóbulos y lobulillos.

Los lóbulos se encuentran conectados entre sí­ por unos tubos, conductos mamarios, que son los que conducen la leche al pezón, durante la lactancia, para alimentar al bebé.

Las glándulas (o lóbulos) y los conductos mamarios están inmersos en el tejido adiposo y en el tejido conjuntivo, que, junto al tejido linfático, forman el seno.

A modo de muro de contención, actúa el músculo pectoral que se encuentra entre las costillas y la mama.

La piel recubre y protege toda la estructura mamaria.


“Lloré mucho porque me sentí­a muy mal. Mi familia se quedó callada, yo esperaba que me dijeran algo y me consolaran, no sé, esperaba y no esperaba nada en realidad, porque la noticia les afectó a ellos tanto como a mí­. En esos momentos sólo le pedí­a a Dios que me ayudara, que me diera fortaleza para luchar por mí­ y mi familia, pero sentí­ mucho pesar”
Paciente con cáncer de mama