Desde hace muchos años, la población de jubilados del Estado y del IGSS ha tenido la suerte de ser atendida en el Centro de Atención Médica Integral para Pensionados (CAMIP), siendo su principal objetivo brindar un servicio oportuno y de calidad a sus pensionados, jubilados y beneficiarios garantizándoles mejores condiciones de salud y por ende contribuyendo a una mejor calidad de vida.
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Antes de la existencia del CAMIP, los jubilados eran atendidos en las diferentes policlínicas ubicadas en ciudad Guatemala; y al igual que ahora, debían madrugar para obtener citas y atención médica. Con la creación de este centro especializado, las policlínicas desfogaron gran parte de trabajo y los jubilados principiaron a ser atendidos con prontitud y esmero.
Respecto a los derechos de los pensionados jubilados y beneficiarios, hemos de decir que son: la atención médica en consulta externa, atención personalizada, recibir un trato digno y la obtención de medicamentos. PERO… el IGSS cometió el grave error de contratar personal carente de educación, cortesía y amabilidad, sobre todo, porque la atención que se debe brindar es para personas adultas mayores.
Terminó muy pronto el período de buena atención y la incipiente fama de ser un centro de consultas de primera categoría. El calvario que las personas usuarias del CAMIP deben pasar para ser atendidas es en verdad injusto; en principio, deben estar muy temprano (seis de la mañana) haciendo fila en la calle para ingresar al edificio principal a las siete y esperan dentro del mismo que se inicien labores a las ocho. A todo esto, no han desayunado, pero si salen para comer algo en las ventas callejeras que se ubican en las banquetas y en la entrada del edificio, pierden la oportunidad de que les den número para su atención.
El personal administrativo encargado de la atención directa al público, me refiero a las oficinistas que llevan el control de los expedientes que son a la vez quienes emiten las órdenes de laboratorios y anotan citas, en su mayoría son personas de escaso nivel cultural, lo que incide de manera negativa en su relación con los pacientes, puesto que atienden con prepotencia, abuso y con un olímpico desprecio a quienes requieren de su servicio.
Es digno de mencionar que algunos trabajadores y/o empleados de CAMIP que desempeñan cargos de edecanes, en el departamento de trabajo social, incluso en el área de servicios, son muy atentos con las personas que atienden, lo que demuestran con su atención y cortesía. El IGSS como institución de servicio social DEBE Y ESTí OBLIGADO A BRINDAR UN EXCELENTE SERVICIO humano, técnico y material a sus pacientes y/o beneficiarios.