Hasta hace algunos meses Guatemala era un paraíso para la «exportación de niños», quienes eran «vendidos» para su adopción. Ahora, la situación puede cambiar, con la ratificación del Convenio de La Haya por parte del Congreso, ayer al mediodía.
mcordero@lahora.com.gt
En octubre del año pasado, Guatemala recibió la visita de Catherine Barry, subsecretaria de Estado Adjunta, de Servicios para Ciudadanos en el Extranjero, de los Estados Unidos, quien vino con el objetivo de impulsar la ratificación del Convenio.
Estados Unidos ha sido el destino frecuente de niños que reciben visas con el fin de que viajen a ese país para integrarse a su familia adoptiva.
Como punto de referencia, para saber cuánto es el nivel de adopciones y la importancia que tiene Estados Unidos en esa materia, basta consultar que en 2002, último año del que se tienen cifras oficiales, se realizaron 2 mil 931 adopciones a nivel internacional desde Guatemala, y en lo interno del país únicamente se logró concluir el proceso de adopción de 62 niños.
Guatemala firmó el Convenio de La Haya, sin embargo, hasta ayer lo ratificó. Ahora, sólo queda aprobar la ley general de adopciones, que debe establecer los mecanismos para llevar a cabo dicho convenio.
Si Guatemala no hubiera empezado a implementar las acciones para las adopciones internacionales, Estados Unidos no estaría dispuesto a aceptar las adopciones que se puedan realizar.
El Convenio entrará en vigencia hasta el 31 de diciembre de este año, por lo que deberá todavía hacer mayores esfuerzos, sobre todo en la práctica, en materia de las adopciones internacionales.
El Convenio de La Haya
Este Convenio se creó para regular las actividades en materia de adopciones internacionales, ya que esta práctica se prestaba para secuestros, tráfico, venta y explotación de menores. Por tal razón, se fortalecen estos mecanismos de protección para los niños adoptados, así como restricciones para los Estados para no amparar acciones ilegales.
El Convenio protege a los niños elegibles para la adopción internacional, evitando su venta o explotación. Se establece que las adopciones internacionales no deben tener carácter lucrativo, y que el proceso debe realizarse con transparencia.
Además, fomenta que en primer lugar, se busque la forma para que los niños sean adoptados por familias locales, y que, en último caso, si no se encuentra una familia adecuada para esos niños, se busque la adopción internacional.
El Convenio de La Haya tiene líneas primordiales que debe poner en juego, como máximas de las adopciones internacionales; éstas son:
– los intereses del niño deben ser siempre la consideración primordial;
– la adopción internacional debe ser considerada sólo si no hay lugar o cuidado apropiado en el país de origen del niño;
– se debe informar sobre todas las aprobaciones necesarias, que tienen que ser fundadas en asesoría adecuada;
– la ubicación y la adopción del niño sólo deben ser implementadas por las autoridades competentes;
– el secuestro, la venta o el tráfico de niños, están terminantemente prohibidos, y no debe existir ningún beneficio financiero inapropiado para las personas involucradas en la adopción internacional.
¿Cuál es la situación?
Guatemala ha sido considerada el paraíso de las adopciones internacionales. Las facilidades que otorga nuestro país para que se realice este trámite han sido históricamente accesibles.
En cierto momento, Guatemala se convirtió en el cuarto país que más niños proveían para la adopción internacional. Pero, si se tomaba en cuenta la relación entre el número de habitantes y el número de niños dados a adopción, Guatemala era el número uno.
Por tal razón, varios Estados consideraron que Guatemala permitía muchas facilidades, y ponían en duda la transparencia de los procesos. Entre estas naciones, están las seis arriba mencionadas: Francia Canadá, Alemania, España, Holanda y Reino Unido.
Estos países, que también han requerido gran cantidad de niños para la adopción, dejaron de requerir este proceso para niños guatemaltecos.
Se considera que no es normal que Guatemala ofrezca tantos niños para la adopción. Esto, más bien, fue una práctica habitual durante el conflicto armado interno.
Durante ese período, muchos niños quedaron huérfanos, abandonados o perdidos, y muchas personas, aprovechando la oportunidad, pusieron en venta a estos niños, haciendo, además, que esta práctica sea altamente lucrativa.
Posteriormente, la práctica quedó establecida, por lo que aún ahora es muy difícil controlarla.
De hecho, el Convenio de La Haya se creó por la preocupación de la creciente tendencia en todo el mundo de la venta de niños, el robo, el tráfico y la suplantación de niños, cuyos índices de prácticas son muy altos en Guatemala.
Actualmente, en materia de adopciones internacionales, sólo Estados Unidos sigue pidiendo los trámites en Guatemala, por lo que, si no se regulan las prácticas según el Convenio de La Haya, ya no existirán las adopciones internacionales.