Operativos van, operativos vienen… Organizados con un fin primordial. Se proponen brindar seguridad a la población, Esta problemática se elevó a la enésima potencia. Participan las fuerzas policíacas y elementos castrenses conjuntamente. Son llevados a cabo desde un tiempo a atrás, pero el éxito anda lejos.
jddrojas@yahoo.com
En los buses del servicio urbano y asimismo en mercados municipales. Sin descuidar las llamadas áreas peligrosas, dentro del perímetro citadino. A efecto de combatir a los pandilleros y sujetos del bajo mundo, que mantienen en vilo a nuestros connacionales dondequiera, y hacen ya la vida insoportable.
Viandantes rumbo al trabajo, a las democráticas tiendas de barrio, de igual manera con destino al colegio o escuela, carecen de seguridad. El rato menos pensado llevan la sorpresa de ser asaltados por grupos delincuenciales. El robo o despojo aunque no sea en despoblado, implica serio incidente a las víctimas.
En los actuales momentos la ola de maleantes está recrudecida, por lo tanto, cualquier sitio en calles y avenidas o callejones, sirven de escenario a la barbarie. Motivo de sobra para que el transeúnte se le ponga carne de gallina y camine tenso, presa de nerviosismo obligado. Incluso atemorizado de perder la vida.
La cita poética del recordado hombre de letras, don César Brañas, de: «Camino, ¿A dónde caminas? Adquiere realidad. Por cuanto el camino entraña sumo peligro, a cualquier hora del día o de la noche; sobre todo esto último. Conduce a las manos criminales de tanto malandrín que le sale al paso.
De consiguiente, hoy más que nunca resulta urgente y necesario implementar un operativo cuyo objetivo sea: «Camine seguro». Además de l presencia policial en las rutas más transitadas por caminantes, amerita ampliar la cobertura. Al menos servirá de paliativo, capaz de tranquilizar un poco.
Con intensos recorridos de radiopatrulla en especial de agentes a pie, convenientemente armados tengan óptimos frutos en doble vía. De evitar cualquier acción vandálica, por una parte; además de disuadir con tal vigilancia de las fuerzas de seguridad a los rufianes endemoniados, por la otra.
La maldad en general mantiene en salmuera al vecindario, en la medida que la ciudad capital crece en forma desmesurada. Entre las acciones diversas, objeto del calificativo de indeseables a ojo vista, en ciclos ya conocidos del año, ahora por parejo. Como si fuese una maldición gitana adquiere vigor repudiable todo tipo de ilícitos.
Reitero, la inseguridad colectiva es objeto de alarma y zozobra. Constituye punto neurálgico de la problemática que agobia demasiado. Son dignos de aplauso los operativos en marcha, sin embargo, se requiere darle mucho más atención a la inseguridad peatonal.
A mayor ensanchamiento poblacional también cree la delincuencia y el crimen organizado. Harto conocimiento se tiene que los viandantes sufren el acoso de individuos de baja calaña. «Los lanas» que tachaba don José Milla y Vidaurre, ahora se ha multiplicado en número y bestialidad, no cabe duda.
Es deseable que de llevarse a feliz término el aludido y tan esperado operativo de: «Camino seguro» libre de temor y angustia a los habitantes. El operativo en mención deberá estar calcado sobre puntales firmes para alcanzar a satisfacción los objetivos trazados con una mentalidad distinta.