La sustitución de altos mandos del Ejército supone una estrategia del Ejecutivo para disciplinar a quienes presuntamente intentaron alterar el orden constitucional, opina analista.
lahora@lahora.com.gt
Iduvina Hernández, directora de la agrupación Seguridad en Democracia, califica como un suceso «atípico» el movimiento interno que se produjo en las filas de la institución castrense.
El presidente ílvaro Colom anunció ayer que Mauricio Illescas García asumirá el cargo de Jefe del Estado Mayor de la Defensa en sustitución de Hugo Fernando Say Mutz y José Luis Barrientos ocupará el máximo cargo en la Inspectoría General del Ejército.
Asimismo, se anunciaron cambios de dirigentes en importantes entidades de las milicias, como la Guardia Presidencial que será comandada por Douglas Alberto González, y la Brigada Mariscal Zavala que representará Manuel Morales ílvarez.
Según Hernández, la «remoción abrupta» de altos mandos por Colom hacen suponer que la Presidencia de la República estaba preocupada de que hubiese algún tipo de conspiración en alta esferas, porque los movimientos son en posiciones clave dentro del Ejército.
«Los cambios parecen una medida disciplinaria contra alguien que pudo haber estado alternado lo que constitucionalmente está establecido para la función del Ejercito», agregó.
La analista, quien tiene más de 10 años de experiencia en seguridad y derechos humanos, refiere que una sustitución similar se presentó durante el mandato del ex presidente Ramiro de León Carpio, quién se vio obligado a destituir abruptamente al entonces ministro de Gobernación, José Luis Quilo Ayuso, por su supuesta implicación en actos de conspiración.
El portavoz del Ministerio de la Defensa Nacional, Jorge Ortega, señaló que el movimiento de funcionarios en el Ejército corresponde al «corrimiento en la escala jerárquica de la institución», sin embargo Hernández sostiene: «Si hubiera sido un cambio normal, previos desde una perspectiva de sucesión normal, seguramente se hubiera producido hace un mes».