Cambio de ruta a las procesiones


La doctora Odilia Esperanza Leiva B., en la sección Opinión de los lectores de Prensa Libre (17-02-2009), denuncia la pretensión de prohibir el paso de los cortejos procesionales de la Semana Santa por las calles del Centro Histórico, que es una tradición, pues en esa área están la Catedral Metropolitana y el Palacio, Arzobispal.

José Antonio Garcí­a Urrea

Es cierto que ha venido trabajándose por la recuperación y conservación de este entorno, para retomar su antiguo crédito de la «Tacita de plata», que añoramos quienes venimos viviendo de esos tiempos, así­ como se denominaba a la 6ª. avenida, zona 1, «la Broadway de Guatemala», en donde, como se ha señalado otras veces, se daban cita los vecinos para pasear por las noches en medio de las vitrinas de los almacenes perfectamente iluminadas, y que hoy es un mercado callejero.

Está bien que se prohiba el paso de los automotores, especialmente de las camionetas urbanas que con la expulsión del humo del diésel ha contaminado y contribuido a su destrucción, especialmente de los tesoros testimoniales de nuestro pasado que se albergan en el Archivo General de Centroamérica., pero de eso a no permitir el paso de las procesiones que lo hacen alrededor del hoy Parque de la Constitución, hay mucha diferencia. Es tradición de tantos años esta práctica y lo más que hacen las procesiones es medio coronar el Parque, una vez al año con lo cual no ocasionan ningún daño.

Si se quiere aplicar esa medida en contra de las procesiones, entonces habrí­a que prohibir el paso de los desfiles, la instalación de la Feria del Libro, la realización hasta de eventos comerciales que, incluso, construyen una tarima frente a la entrada del Palacio Nacional de la Cultura, así­ como permitir la instalación de champas de protesta que son permanentes. No hay que perjudicar la expresión de fe de los católicos.

Las procesiones católicas son de prestigio internacional, lo mismo que las alfombras, los cortejos procesionales especialmente de la ciudad capital como los de la Antigua Guatemala son admirados en todo el mundo y atraen cantidad de turistas centroamericanos y del extranjero. Estas son una expresión de la fe cristiana, y los creyentes se apresuran a lograr un buen lugar en la acera del atrio de la Catedral así­ como en los dos Palacios, el Arzobispal y el de la Cultura. También se sitúan en el Portal del Comercio, como digo, es una tradición antañona que no debe ser abolida por que sí­.

La ciudad se está extendiendo hacia el sur, ya es otra Guatemala, por eso está bien que se conserve el Centro Histórico que en el futuro habrá de ser otro motivo turí­stico, que no hay que restarle lo que contribuirá desde ahora, a esa atracción. No sé por qué existe la tendencia de acabar con todo aquello que es nuestro bello pasado. Las generaciones actuales tratan de destruirlo, y cuando salen a dar un su paseo por otros lugares, vienen a trasplantar lo que vieron por allá, está, bien, pero sin acabar con lo nuestro, que viene a ser como una fotografí­a que tiene vigencia testimonial indefinida.

De manera pues, que no se debe prohibir el paso de nuestras bellas y devotas procesiones por el Centro Histórico.

íTEM MAS: Cuando un producto de consumo humano es perjudicial para la salud, simplemente se suprime, y ya está.