Continúo con mis poemas dedicados a la paz: «Plegaria a la Paz»: «Abuela luna/ cubierta de azogue/ brizna plateada/ en montes y valles/ traza el camino/ de paz en el tiempo./ Madre Tierra/ cubierta de barro/ cordillera turgente/ de sales y frutos/ hilvana un rumbo/ de paz infinita./ Padre Sol/ ignición poderosa/ centro y guardián/ equilibrio del cielo/ forja el destino/ de paz inmortal./ Corazón de la Tierra/ Corazón del Lago/ Corazón del Mar/ fecunden la testa/ de los seres humanos/ sagrado principio/ de paz y justicia/ purifiquen la sangre/ la savia y la vida/ del Universo.» «Esperanza»: «Donde encuentres una cruz/ siembra un haz de rosas/ mejor si son blancas como las nubes/ o bermejas/ como la sangre de tus hermanos muertos./ Donde encuentres una cruz/ ilumina el porvenir/ con la luz de los cocuyos/ y sumerge en las raíces/ de los árboles/ la soledad/ acribillada en hondos gemidos./ Donde encuentres una cruz/ embalsama la mañana/ de luz y armonía/ glorifica al pájaro silvestre/ el sollozo de los ríos/ el silencio de los mártires./ Donde encuentres una cruz/ invoca la Esperanza/ hermana del fulgor y del ensueño/ sagrada ilusión/ del infinito.» Luego de completar el solemne acto del Cambio de la Rosa, fui llamada por el distinguido señor Estuardo Arceyuz, quien dirigió el programa protocolario, para firmar el «Libro de Acta del Cambio de la Rosa de la Paz» y recibir de manos de la señora viceministra de Cultura, Elsa Son Chonay, el reconocimiento «Réplica de las Manos de la Paz» donde se lee el siguiente texto: «Secretaría de la Paz/ Presidencia de la República/ Otorga la/ «Réplica de las Manos de la Paz»/ a la poeta/ Grecia Aguilera Radford/ por su valioso aporte a la paz y/ trabajo voluntario en pro del arte y la cultura/ Guatemala, 28 de junio de 2010.» Seguidamente tengo el agrado de compartir con las apreciadas lectoras y lectores de Diario La Hora, el discurso que pronuncié en esa memorable tarde: «He tenido el honor de presenciar en varias ocasiones el «Cambio de la Rosa de la Paz». Recuerdo por su importancia cuando lo hizo monseñor Paul Richard Gallagher, Nuncio Apostólico de su Santidad. También fue para mí muy impresionante el realizado por el Embajador de Alemania Peter Linder, con motivo de cumplirse 20 años de la caída del Muro de Berlín. Ser espectadora y presenciar la solemne actividad es emocionante y esperanzador, pero ser la protagonista del «Cambio de la Rosa de la Paz», ser una misma quien coloca la rosa en el «Monumento a la Paz», o sea en las manos de la esperanza y de la fe, es verdaderamente sublime y conmovedor, más aún en este Patio de la Paz, lugar en que se firmaron los Acuerdos de Paz, el 29 de diciembre de 1996. Este magno evento abre mi alma y mi corazón. Me hace meditar en todas aquellas personas que han luchado por mantener la paz en Guatemala y el mundo. El Cambio de la Rosa de la Paz es muy importante porque significa que existe cultura de paz en nuestro país, que aún es posible para las personas creativas, por ejemplo, tener la oportunidad de manifestar sus inquietudes en las diferentes artes. El cambio de la rosa simboliza puertas abiertas de par en par al pueblo de Guatemala para que pueda realizar actividades que desarrollan la inteligencia, la creación y la sensibilidad, incluyendo música, ciencia y tecnología, pintura, literatura, escultura y el deporte. La acción de cambiar la Rosa de la Paz simboliza también la esperanza de poder seguir adelante y no dejar que la sublime flama se extinga, porque esa flama se mantiene encendida por el compromiso de cada uno y de todos los ciudadanos de Guatemala.» Sigue.