Cambio de hora


Muchos que escriben opiniones, dejan de hacerlo cuando saben que están arando en el mar, yo no lo hago, pues me sirve como una especie de terapia para no enfermarme al ver las cosas tan absurdas que se les ocurre a nuestros funcionarios, ya que conforme voy escribiendo, siento como si los funcionarios entendieran los errores que están cometiendo y deciden enmendarlos, aunque en mis adentros reconozco que eso no pasará.

Guillermo Castañeda Lee, Céd. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Aunque sé que estamos perdiendo nuestro tiempo, pero ya que de proponer las peores burradas se trata, por qué el ministro de salud no saca también un acuerdo que se hará cargo de pagar el tratamiento de todas las gripes de los niños de edad escolar y que si se mueren de pulmoní­a, el estado los enterrará, indemnizando a los padres.

Que el Ministro de Gobernación saque otro acuerdo indicando que como con los operativos inteligentes que se están haciendo, ya hay seguridad y que no habrá problemas para los niños por el peligro que representa la oscuridad, y que se les aparezca «el Duende», pues ya se encuentra a buen resguardo, no en la sombra sino que en el sol, peor en las playas del Puerto de San José, esperando que la policí­a se canse de sus famosos operativos.

No voy a repetir todo lo que se ha dicho contra esa idea de cambiar la hora, pues serí­a lo mismo que han dicho miles y miles de personas que no usan la cabeza sólo para el sombrero sino que para analizar todas sus decisiones. Quiero contarle a esa eminencia gris que pusieron por ministro de Energí­a y Minas, que la idea original del cambio de hora en muchos lugares del mundo no fue el ahorro energético, sino que para tratar que la población realizara todas o la mayorí­a de sus actividades con la luz del dí­a, pero aquí­ lo que se hace es condenar a los niños a salir de madrugada y en la oscuridad de su casas; bueno, con carro, chofer, gasolina y guardaespaldas, que importa. Otro de los motivos para el cambio de hora fue que las personas no se fueran a la cama con la luz del dí­a, pues en paí­ses más al norte, son las 9 de la noche y aún está claro. Me imagino que eso sí­ lo sabe el señor Ministro, sino tendrí­amos que regresarlo a la primera, pero con la nueva ministra, pues con la ministra Aceña, perderí­a el grado.

Ojalá que algún dí­a las universidades le presentaran a los ministros lo que no le dio la naturaleza, aunque talvez no es conveniente, pues a los que nos gusta escribir, no tendrí­amos a quien criticar.