Calurosa acogida


Bienvenida. Una comitiva norcoreana saluda el paso del presidente surcoreano Roh Moo-Hyun (fuera de la fotografí­a) a su llegada a Pyongyang. (AFP / La Hora)

El presidente norcoreano Kim Jong Il dio personalmente la bienvenida a su homólogo surcoreano, Roh Moo Hyun, hoy en Pyongyang, en un gesto inesperado que suscita esperanzas de reconciliación durante una cumbre histórica destinada a poner fin a 50 años de hostilidades.


Saltándose aparentemente el protocolo y vestido con su tradicional traje de color caqui, el número uno norcoreano, cuyas apariciones en público son muy raras, fue al encuentro de su invitado y de la esposa de éste junto a los que caminó por la alfombra roja ante la guardia militar de honor.

Los dos hombres se estrecharon la mano durante una ceremonia celebrada en una plaza de Pyongyang a la que asistieron cientos de personas, que enarbolaban grandes ramos de flores rojas y rosas.

«Larga vida, larga vida», gritaba la multitud, vestida con sus mejores galas y con trajes tradicionales.

Roh, que efectúa la segunda visita de la historia de un lí­der surcoreano a Pyongyang desde la división de la pení­nsula hace casi seis décadas, debí­a ser recibido en un principio únicamente por el número dos del régimen norcoreano, Kim Yong Nam.

«Esta es una buena señal», declaró a la AFP en Seúl un miembro del equipo presidencial surcoreano.

«Con la aparición de Kim para recibir en persona el presidente (de Corea del Sur), el Norte mostró su sinceridad en esta cumbre», agregó.

En un mensaje escrito, Roh celebró a su llegada el ambiente de reconciliación entre los dos paí­ses vecinos, que técnicamente siguen en guerra desde el conflicto que los enfrentó en 1950-53.

«Nuestra dolorosa historia nos recuerda la importancia de la paz», declaró.

«Ha llegado el momento para el sur y para el norte de darse la mano para escribir una nueva página de historia pací­fica», añadió Roh Moo Hyun.

La prensa oficial norcoreana afirmó que Pyongyang estaba «de fiesta» y que la cumbre con su gran rival era «de gran importancia».

La cumbre tiene como objetivo «abrir una nueva fase en la consecución de la paz en la pení­nsula de Corea, de la prosperidad común de la nación y de la reunificación nacional», afirmó la agencia estatal norcoreana.

Sin embargo, según los analistas, la cumbre de tres dí­as tendrá muy alto simbolismo pero poca sustancia. Roh, cuyo mandato acaba el próximo año, ya afirmó que no es probable que trate el programa nuclear norcoreano por temor a romper el buen ambiente.

Esta cumbre histórica se celebra en un momento en que parecen avanzar positivamente las negociaciones entre seis naciones para la desnuclearización de Corea del Note, que hace un año probó su primera bomba atómica.

A diferencia de su predecesor, Kim Dae Jung, que obtuvo el premio Nobel de la Paz por haber realizado la primera visita de un lí­der surcoreano a Corea del Norte en 2000, Roh viajó por tierra.

En un gesto simbólico de reconciliación, el presidente surcoreano habí­a cruzado horas antes a pie la lí­nea desmilitarizada que marca la frontera entre las dos paí­ses, atravesando así­ la última frontera de la guerra frí­a.

«Después de que yo regrese a casa, muchas otras personas harán como yo. Y esta lí­nea de división será finalmente borrada y la barrera caerá», afirmó Roh.

«Esta visita servirá para derribar el muro de la división, aliviar el daño de la división y ponernos en el camino de la paz y de la reconciliación», agregó.

En la tarde del martes, el presidente surcoreano tení­a previsto reunirse con Kim Yong Nam antes de su cumbre histórica el miércoles con Kim Jong Il.

La cooperación económica será el punto principal del encuentro y según la prensa podrí­a haber sobre la mesa un proyecto de varios miles de millones dólares.

Según la presidencia surcoreana, Roh y su homólogo podrí­an evocar la firma formal de un tratado de paz, aunque según los observadores sólo se realizarí­a una declaración.

Los dos paí­ses se encuentran en una situación anacrónica, dado que al término de la guerra de 1950-53 sólo concluyeron un armisticio y no un tratado de paz, por lo que teóricamente están todaví­a en guerra.

Cruza a pie

El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, cruzó hoy a pie la Lí­nea de Demarcación Militar, dando un paso histórico hacia la República Popular Democrática de Corea (RPDC).

Roh, quien se reunirá de hoy a jueves con el lí­der de la RPDC, Kim Jong Il, en Pyongyang, se ha convertido en el primer lí­der de Corea del Sur en cruzar a pie la frontera, que simboliza más de medio siglo de desavenencias desde la Guerra Coreana (1950- 1953).

Antes del acontecimiento histórico, que tuvo lugar a las 9:05 hora local (00:05 GMT), Roh declaró que se esforzará para llevar la paz y la prosperidad a la Pení­nsula Coreana.

«No veo nada a mi alrededor, pero esta lí­nea fronteriza (invisible) ha sido una barrera de separación entre el pueblo coreano durante el último medio siglo», señaló.

«Los coreanos han sufrido demasiado a causa de esta frontera. Trabajaré con empeño para allanar el camino hacia la paz y prosperidad (intercoreanas)», añadió Roh.

Tras el discurso emotivo, el presidente Roh y la primera dama, Kwon Yang-suk, así­ como 13 delegados oficiales, caminaron unos 30 metros, cruzando la lí­nea fronteriza a pie, en un gesto simbólico destinado a demostrar su voluntad de establecer una paz permanente en la pení­nsula.

Se dibujó una lí­nea amarilla a lo largo de la Lí­nea de Demarcación Militar (la cual recorre 248 km cercana al paralelo 38, cruzando la pení­nsula) pues la lí­nea en sí­ misma no está marcada de forma clara y sólo se identifica a través de una serie de signos colocados a intervalos.

Como lí­nea de alto el fuego tras la Guerra de Corea, la Lí­nea de Demarcación Militar ha constituido el sí­mbolo de la separación coreana durante más de cinco décadas.