Con el apoyo de la Embajada de la República de Corea, varias entidades patrocinadoras y de la Fundación G&T Continental, dirigida actualmente por Flor de María Orellana de Obregón, el pasado martes 28 de julio de 2009 se inauguró la Exposición de Caligrafía Coreana, de la artista Jung-Kyun SHIN, en la Galería Cantón Exposición en la Ciudad de Guatemala, y permanecerá abierta hasta el lunes 10 de agosto de 2009. El arte de hacer letras o símbolos, es decir la escritura ideográfica, se remonta a los tiempos más antiguos, porque los individuos en general han sentido siempre la necesidad de dejar documentados los hechos más importantes en la historia de la humanidad. Por ello al inventar la escritura el ser humano la adoptó principalmente como medio de expresión, reproduciendo con ella sus pensamientos, ritos, peleas, cacerías, sonidos y actitudes en múltiples dibujos, signos, figuras y más adelante en lo que nominó alfabeto. Con el enriquecimiento del espíritu surgió el deseo de componer artísticamente las meditaciones e ideas de las diversas civilizaciones del mundo y así nació la caligrafía, que es la habilidad de trazar con hermosura las formas de las letras de un alfabeto, saber dibujar y dominar el conocimiento de la escritura, perfeccionarlo y hacer de un manuscrito una verdadera obra de arte. El alfabeto coreano, denominado «Hangeul», posee signos propios y fue promulgado en el siglo XV (1446) por el Rey Sejong el Grande, quien antes de la creación del sistema de escritura coreano investigó junto a sus colaboradores diferentes procedimientos de escritura como el de los antiguos caracteres chinos de sello, la escritura «Uighur» y la de los escritos mongoles, con la finalidad de que los habitantes pudieran entenderse, pues solamente un pequeño porcentaje de la población comprendía los caracteres chinos, debido a su dificultad. El «Hangeul» consiste en diez vocales y catorce consonantes que pueden combinarse para formar diversos grupos silábicos; es considerado uno de los sistemas de escritura más eruditos en el mundo. Jung-Kyun SHIN es una sobresaliente artista calígrafa de Corea; a través de sus manuscritos magníficos podemos observar el reflejo del alma y la persistencia de todo su pueblo, porque sus manos no son de ella solamente: son de cada uno y todos los habitantes de la República de Corea. Impecable, con perfiles fuertes y seguros nos demuestra la habilidad que posee para dibujar con firmeza, soltura y conocimiento, los regios caracteres coreanos, que definitivamente contienen en sus rasgos la expresión y profunda sabiduría Oriental. Jung-Kyun SHIN pinta con primor y magia el devenir de una serie de ideas, impresiones e imágenes, y las deja grabadas en el tiempo para que pasen a formar parte de la historia en forma de elaborados y artísticos documentos. Este hermoso conjunto de caracteres coreanos cobra vida y se vuelve dinámico al observador, a través de los colores tanto intensos como solemnes y ennegrecidos. El inquieto temperamento de la artista Jung-Kyun SHIN se manifiesta en sus manuscritos, en sus caracteres tan representativos de su experiencia e intelectualidad, colmada de los valores culturales de su país, lo que me ha hecho recordar con anhelo la siguiente poesía coreana antigua que dice así: «…En el Este está el espíritu del Emperador Azul./ En el Sur está el espíritu del Emperador Rojo./ En el Oeste está el espíritu del Emperador Blanco./ En el Norte está el espíritu del Emperador Negro./ En el centro está el espíritu del Emperador Amarillo./ Los espíritus de todos se fusionan/ sin rango ni ostentación/ al unísono oran/ ofrecen y cumplen/ en el tiempo.»