Calidad en todo el sentido de la palabra


Oscar-Clemente-Marroquin

La hija recién nacida de un sobrino de mi esposa tuvo complicaciones al nada más nacer y aunque su abuelo me dijo que no era nada y que todo iba a estar bien, a las pocas horas decidieron trasladarla a un hospital de Estados Unidos. El “All Childrens Hospital”, de San Petersburgo, en Florida, está calificado como el número uno en atención a niños y destaca, especialmente, por el tratamiento de problemas pulmonares en los pequeños, por lo que fue el recomendado por los pediatras que estaban atendiendo a la pequeñita en su lucha por vivir.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Estando a tres horas, en carro, de Tampa, decidimos ir para acompañar a mi cuñada, a sus hijos y nuera en ese momento difícil, y arribamos varias horas antes de que llegara el avión en que se transportaban. Eso nos permitió pasar cuatro horas en la sala de espera de la emergencia y ver la calidad del trato a los pequeños pacientes que eran ingresados por sus padres con alguna dolencia. Ya previamente, al indagar sobre la información que tenían de la futura paciente que llegaría de Guatemala, el personal fue extraordinariamente atento para darnos indicaciones y para orientarnos sobre las facilidades del hospital.
 
  El hospital es parte de la red del sistema Johns Hopkins y sus calificaciones en el informe anual que elabora la revista US News&World Report son extraordinarias. Me he familiarizado mucho con ese estudio que hace dicho medio de comunicación sobre los centros hospitalarios de Estados Unidos porque anualmente sigo los constantes y significativos avances que viene teniendo en distintas ramas de la medicina y especialmente en cardiología, el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh donde trabaja mi hijo mayor y sé que se trata de una de las calificaciones más prestigiosas que hay al evaluar el sistema de salud norteamericano.
 
  En ese hospital de Tampa/San Petersburgo se encuentra desde hace años un destacado profesional guatemalteco, el doctor Roberto Sosa, a quien no conocía, pero de antemano sabía que era hijo del prestigioso abogado Emilio Sosa y es hermano del también jurista Rodolfo Sosa, a quien le tengo especial afecto y respeto. Es uno de los especialistas en niños recién nacidos y bajo sus cuidados estará durante algunos días la pequeña que ya se está recuperando adecuadamente.
 
  Cuando uno ve la forma profesional en que actúa todo el personal del hospital, desde los encargados de la seguridad hasta los más prestigiosos especialistas, pasando por el personal paramédico y quienes atienden en la cafetería, sin olvidar por supuesto a la enorme cantidad de jóvenes doctores que están realizando allí su entrenamiento para convertirse en pediatras especializados y tiene tanto tiempo para ver las reacciones ante cada uno de los casos de emergencia que se fueron presentando durante tantas horas de espera, no puede sino admirarse y sentir enorme envidia porque es indiscutible que para nosotros eso es otro mundo. Ni remotamente se aproxima el profesionalismo y la calidad humana con nuestros más prestigiosos hospitales privados, no digamos con el sistema de salud estatal que es una calamidad permanente. En ninguno de los casos vi una reacción de mal trato, de desinterés, de arrogancia no obstante que ya eran horas de la madrugada y que el personal estaba obviamente cansado luego de una larga jornada.
 
  Uno en Guatemala nota y siente la discriminación cuando alguien de escasos recursos busca atención médica, la forma prepotente en que les tratan los profesionales que se sienten la mamá de Tarzán. La excepción es encontrar gente con buen modo y trato.
 
  Ojalá que algún día puedan nuestros niños tener facilidades como las de este hospital en donde, gracias en parte al Obamacare, cualquier niño tiene acceso porque gozan de cobertura de seguros médicos accesibles.