Aunque cuando uno expone algún pensamiento que no es filosófico, sino que es una especie de matemático o científico, pero sin comprobar, luego aparecen los comentarios burlones, pero qué importa, no hay dos cabezas que piensen igual, como al parecer tampoco hay huellas digitales iguales, por eso la usan para las partes sensibles del Gobierno, que es cuando amenazan a los medios de comunicación para que no permitan que se publiquen esas falsedades o no hay publicidad.
Yo vengo escribiendo hace algún tiempo sobre la contaminación ambiental que produce el incremento poblacional, lo cual puedo con la ayuda de Internet, probar la veracidad de lo que digo, pues mis opiniones las envié a algunos medios de comunicación. Ejemplo de esto lo vemos en el lago de Atitlán y lo vemos en el río Motagua en el cual desemboca el río de Las Vacas, cuando el único contaminante que llevaba allá por el año de 1600, era producto de las vacas propiedad de don Héctor de la Barreda, pero también lo vemos en muchos lugares más.
Creo que todo esto ni me lo publicaron, pero es algo que no puedo asegurar pues desafortunadamente no llevo un recuento de los que se me publica o lo que no se me publica, sino que únicamente llevo recuento de lo que escribo, pues sólo el hecho de enviarlo a los medios de comunicación, me da la satisfacción de que ya lo descargué de mi archivo cerebral, y me ayuda a sentirme una persona satisfecha con lo que pienso y lo que digo.
Esto que yo dije hace más de un año, ahora ya es tema de conversación en las discusiones ambientales de las Naciones Unidas que se llevarán a cabo próximamente, por lo que estaremos pendientes cuáles con las conclusiones a que se llaga en ese foro, a donde asisten los más connotados científicos.
Pero como la mente está siempre trabajando aunque uno no lo quiera, ahora me nace otra inquietud, y es de que si el incremento poblacional además de deteriorar el medio ambiente, también es un contribuyente importante del calentamiento global.
Como pueden ver, el ser humano es una máquina de producir energía, sin necesidad de quemar petróleo, procesando cualquier tipo de alimento que necesita para mantener sus 37 grados centígrados, que es la temperatura promedio del ser humano. Cuando yo nací en 1937 parece que en Guatemala éramos 2 millones, pero con lo prolijo que somos ya llegamos ahora en el 2009 a 14 millones. Esto nos indica que hemos incrementado en 7 veces el calor humano, que funciona las 24 horas del día, no como los carros, que producen calor y contaminación un par de horas diarias.
Algunos analíticos me dirán que el aumento de los maquinitas humanas compensa la eliminación de las especies animales que han hecho el hombre con destruirles su hábitat, y creo que tienen en parte la razón, pero posiblemente la propagación de la raza humana ha sido más rápida, que la eliminación de algunas especies de animales.
En fin, es sólo una inquietud, sin un fundamento científico, pero que puede algún día también ser objeto de estudio y que sabemos si de repente tengamos en algún porcentaje la razón.