Calderón: Cien dí­as sin conmover a México


Protesta. Miles de personas se concentraron esta semana en la ciudad de México en contra de las polí­ticas de Gobierno y de la visita del presidente George W. Bush.

El presidente conservador Felipe Calderón cumple el sábado 100 dí­as al frente de un gobierno que despierta pocas pasiones, enfocado en espectaculares operativos contra el narcotráfico pero con escasas señales para combatir los graves problemas sociales que afectan a México.


Calderón, de 44 años, inició el 1 de diciembre su sexenio hasta 2012 literalmente por la puerta trasera, acosado por la izquierda que querí­a impedir su investidura en el Congreso, aunque a los pocos dí­as el mandatario tomó la delantera y lanzó un vasto operativo contra el narcotráfico, la medida más ponderada en los 100 dí­as de administración.

Esa operación, extendida a ocho estados vapuleados por los cárteles de la droga, con la participación de unos 20.000 militares y otros miles de policí­as, le abrió un crédito que no ha conseguido en otras áreas como la polí­tica social y exterior.

Según los crí­ticos, pese a la espectacularidad de los operativos, los resultados son magros y no se ha detenido a ninguno de los grandes jefes de los cárteles que se disputan a sangre y fuego el mercado mexicano, mientras 11 de ellos fueron extraditados a Estados Unidos cuando cumplí­an condenas en su paí­s.

Sin embargo, muchos mexicanos sienten que por fin se ha puesto manos a la obra en la lucha contra este flagelo en busca de «recuperar la iniciativa del Estado», según dijo en varias ocasiones el mandatario, tras la inacción de su antecesor y correligionario del Partido de Acción Nacional (PAN, derecha), Vicente Fox.

Un sondeo del diario Reforma a 780 expertos, publicado este viernes, avala que el área de seguridad ha sido la más destacada del gobierno en los primeros 100 dí­as, con el 58% de aprobación, aunque la social baja a 13% y la económica a 10%.

Calderón ha dado tí­midas muestras de atacar los crecientes problemas sociales en un paí­s con la mitad de sus 104 millones de habitantes en la pobreza, en medio de grandes contrastes que se reflejan por ejemplo en la enorme fortuna de 49.000 millones de dólares que atesora el empresario Carlos Slim, el tercer hombre más rico del mundo.

En cambio, según cifras oficiales, 14 millones de mexicanos ganan hasta dos salarios mí­nimos, unos 3.000 pesos mensuales (272 dólares) y de ellos, 5,8 millones perciben un salario básico de 1.500 pesos al mes.

Programas sociales como el del Primer Empleo, que figuran en el compromiso de Calderón de «100 acciones para los primeros 100 dí­as de gobierno», padecen de «falta de recursos o problemas logí­sticos que amenazan su viabilidad», señaló el diario El Universal.

Cuando se estén apagando los festejos por los 100 dí­as de gobierno, Calderón recibirá desde el lunes a su homólogo estadounidense, George W. Bush, para una visita que tiene a la migración como punto central, uno de los pocos puntos de fricción entre dos gobiernos de similar signo ideológico.

Calderón quiere que la migración no sea el tema exclusivo de la visita de Bush y de la relación bilateral, pero el muro de 1.200 km que Estados Unidos erige en la frontera recuerda que el espinoso tema se presenta como insoslayable al frente de la agenda común.

A la vez que estrecha sus relaciones con Estados Unidos, el jefe de Estado mexicano quiere volver la vista hacia América Latina, intentando recuperar la iniciativa perdida durante el sexenio de Fox.

Mientras reitera la necesidad de establecer relaciones normales con La Habana y Caracas, se trenzó en una polémica con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien le cuestionó al mexicano haber criticado las nacionalizaciones en varios paí­ses de la región y considerar a México como el paí­s ideal para los inversionistas.

A nivel interno, su mayor desvelo en los primeros 100 dí­as de gobierno no fue la prometida lucha sin cuartel del lí­der izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que considera fraudulento el triunfo electoral del mandatario, ni siquiera del alicaí­do Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó a México durante 71 años hasta 2000.

En contraste, Calderón afronta el «fuego amigo» proveniente de su propio partido, liderado por Manuel Espino, un ultraderechista que cuenta con influencia entre los legisladores del PAN y puede complicarle la existencia al gobernante para votar proyectos estratégicos.

«Quiero un México ganador», suele repetir el mandatario en cada uno de sus dos o tres discursos diarios, en el único momento que levanta algo la voz y se aleja de su estilo sobrio y cauteloso, que no enciende pasiones entre los mexicanos.

«Quiero un México ganador», suele repetir el presidente mexicano Felipe Calderón.