Y sin paracaídas ni remedio. En este proceso electoral los políticos terminaron perdiendo el rumbo, porque los que conducen la nave se olvidaron de llevar bien sus controles, vigilar el buen funcionamiento de sus aparatos y asumir el mando general con toda responsabilidad. Fueron los primeros en dar el mal ejemplo. No de ahora, sino desde que asumieron el poder. De ahí que la torre de control fue dejando la nave a la deriva y de donde parte la situación actual: odio por todas partes; guerra partidaria sin cuartel hasta permitir demostrar que la vida no vale nada, que la burla triunfe, así como el engaño y la más grande demostración de cinismo. Ha quedado demostrado entonces que el irrespeto a las leyes, la impunidad y la corrupción es lo que hoy impera, aunque nuestro Presidente se ufane de mantener el control. ¿Cuál si nunca lo ha tenido?
fracaceres@lahora.com.gt
El caos ha llegado a tal nivel, que las campañas negras desaparecieron. Sí, ahora ¡todo es negro! Desde los improperios que se lanzan los políticos y seguidores de una organización a otra, hasta las respuestas de las autoridades constituidas a los señalamientos que se les hacen. ¿Qué nos pasa?, ¿es que perdimos totalmente el sentido común?, ¿alguien cree que dejando de lado la fe religiosa y los valores y principios vamos a prosperar, para que al final del túnel podamos encontrar la poderosa luz de la esperanza, el progreso y desarrollo?
¡Vaya si no estamos equivocados! ¿Con esos ejemplos pretendemos que los conductores de vehículos automotores se detengan ante la luz roja del semáforo; que no estacionen en lugares prohibidos o que paguen puntualmente sus impuestos?, ¿cómo va a ser eso posible cuando vemos que se pisotean impunemente las normas de conducta al mejor sabor y antojo de cada quien? Mucha gente aduce vivir en un país libre y que el estar haciendo cualquier cosa que se les venga en gana es precisamente eso, ejercer su derecho a la libertad. Si bien es cierto que ésta hace posible la inmoralidad, la transgresión moral siempre produce un daño. Además, ser libre no significa estar por encima de la ética o ¿estamos de acuerdo todos en permitir que libremente se sigan cometiendo asesinatos, mentiras o robos? No, no estoy exagerando ni cosa por el estilo, ¡esa fue la ruta que tomamos! Invariablemente fiscales electorales en el Tribunal Supremo se lanzan improperios como lo más natural del mundo; otros recetan una andanada de tiros a un candidato a alcalde porque no les simpatiza y de vuelta van otros más; los mensajes radiales y televisivos son cada día de peor gusto y engolosinados con el término ahora, sin ningún empacho, cualquiera proclama candidaturas “familiares†para puestos de elección popular en fin, que a los electores, se insulta nuestra inteligencia, porque así lo permite el sistema y tantas cosas más, dando como resultado el desastre total.