Caí­da de la economí­a de Estados Unidos incrementa temores de recesión mundial


Las crisis en el sector inmobiliario y del crédito frenaron a la economí­a estadounidense en 2008, provocando un incendio que abraza al resto del mundo.


Muchos analistas afirman que la espiral descendente se extiende y retroalimenta, con un sistema financiero en gran parte bloqueado y los consumidores en retirada, en la peor crisis económica en varias décadas.

La pregunta ahora es qué tan brutal y tan rápida será la caí­da.

Estados Unidos entró en recesión en diciembre de 2007, según el árbitro oficialmente reconocido de los ciclos económicos, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER).

Aunque Estados Unidos todaví­a no registró dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo -la definición tradicional de recesión- el descenso de los ingresos y del empleo han sido lo suficientemente importantes como para considerar a la economí­a en recesión, según la NBER.

«Estamos en medio de una recesión global mayor. Las perspectivas económicas se deterioraron fuertemente como consecuencia de una crisis casi sin precedentes en el centro del sistema financiero global», dijo Lewis Alexander, jefe de economistas de Citigroup.

El FMI prevé que las economí­as desarrolladas se contraerán 0,3% el año próximo, el primer descenso desde la Segunda Guerra Mundial.

El FMI redujo su previsión de crecimiento global para 2009 a 2,2%, impulsado aún por las economí­as emergentes, aunque a un ritmo más lento.

El Fondo también redujo su previsión para Estados Unidos –mayor economí­a mundial– en 2009, estimando que se contraerá 0,7%.

«La creciente crisis financiera que comenzó en agosto de 2007 llevó a la economí­a global a la recesión», dijo Nariman Behravesh, jefe de economistas de IHS Global Insight, quien define «recesión global» como un crecimiento acumulado de 2,0% o menos.

«La economí­a mundial está experimentando una clásica resaca luego de una orgí­a de crédito», afirmó.

La Casa Blanca advirtió que luego de un tercer trimestre en el que el producto interno bruto descendió 0,5% en ritmo anual, el «cuarto trimestre, ya sabemos que será mucho más débil debido a la crisis del crédito, la parálisis del crédito y la congelación de los mercados, ocasionados por turbulencias en los mercados financieros».

La recuperación es complicada porque el sistema financiero está globalmente interconectado y los motores regionales de crecimiento ya no funcionan.

«El mundo está en una desaceleración/recesión globalmente sincronizada, que se intensificó con el acelerado empeoramiento de la crisis financiera en septiembre», recordó John Ryding de RDQ Economics.

La crisis del crédito irrumpió en agosto de 2007 cuando comenzaron las moratorias sobre los préstamos inmobiliarios a riesgo (subprime) en Estados Unidos, que llevaron a masivas pérdidas para los bancos y empresas financieras, provocando una restricción del crédito que ahogó la actividad económica.

La tormenta forzó al Congreso a aprobar un plan de 700.000 millones de dólares para rescatar al sistema financiero, destinado a capitalizar a los tambaleantes bancos estadounidenses.

Con la expansión de la tormenta financiera a otros paí­ses, sus gobiernos se apresuraron a implementar planes de reactivación y los bancos centrales redujeron sus tasas, con la Reserva Federal (Fed, banco central de EE.UU.) cortando su tasa básica a un piso histórico, entre 0 y 0,25%.

Pero los problemas del crédito afectan al resto de la economí­a, golpeando al comercio minorista y a los industriales, llevando a la industria automotriz al borde del colapso y al Congreso a considerar otro plan de rescate.

El agravamiento de la crisis lleva a algunos a ver un futuro negro para el capitalismo estadounidense.

El senador republicano Jim Bunning acusó a la administración del también republicano George W. Bush de salvar a empresas que merecen quebrar.

«Creí­ que me habí­a despertado en Francia», declaró cuando se anunció el rescate de las reaseguradoras hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. «Pero no, parece que el socialismo está vivo y bien en Estados Unidos».

Irwin Stelzer, economista del Hudson Institute, afirma por el contrario que la economí­a sufre de un «ataque agudo de pesimismo» pero que el sistema de libre mercado sobrevivirá, con algunos cambios.

Steltzer cree que las reformas tipo «New Deal» de los años 30 no matarán sino que salvarán al capitalismo.

«El capitalismo que emergerá de la actual crisis será un nuevo capitalismo, no un socialismo ni ningún otro «ismo», afirmó. «El equilibrio de poder entre el gobierno y el sector privado se desplazará levemente hacia el gobierno», auguró.