Cada vez más jóvenes buscan «el milagro azul»


La pastilla azul de la felicidad, o mejor conocida como esa que le devolvió la felicidad a las parejas en donde el hombre era ví­ctima de una disfunción eréctil, llega a su primera década de vida.


La pastilla de sildenafil, conocida en el mundo comercial como Viagra, durante diez años desde su comercialización ha sido motivo de tranquilidad para miles de hombres que sufren de disfunción sexual, y ahora, su uso se ha extendido a un público para el que resulta innecesaria pero a la vez complaciente, la juventud.

Al llegar el décimo aniversario de su creación, la pastillita azul que prometí­a a miles de pacientes hipertensos tratar su problema arterial y que posteriormente se convirtió en la solución de millones que sufren de disfunción sexual, ahora es el nuevo entretenimiento de jóvenes que gustan de experimentar nuevas sensaciones de placer en discotecas y night clubs.

De acuerdo con estudio realizado a más de cinco millones de adultos por una importante firma de investigación de recetas médicas, en el perí­odo entre 1998 y 2002, cuando se comprobó el beneficio sexual del medicamento, los máximos compradores de la pí­ldora dejaron de ser los mayores de 56 años y el rango de consumidores se redujo a los comprendidos entre 18 y 55 años de edad.

La tendencia ha continuado hasta ahora y cada vez es más común que los jóvenes agreguen el Viagra a los cócteles e incluso la mezclen con otras drogas como el crack y cocaí­na, de consumo frecuente en bares y discotecas.

La doctora Mónica González-Alarcón, asesora médico de Pfizer Guatemala, explica que la «pastilla milagrosa», como le llaman algunos, produce un mecanismo de acción, el cual hace que llegue mayor cantidad de sangre al órgano sexual masculino y que por lo tanto al recibir un estí­mulo sexual adecuado, tenga una erección efectiva que le permita tener una relación sexual satisfactoria para el hombre y su pareja.

Los compuestos de la pí­ldora motivan una sensación de bienestar en el cuerpo, que al término de 20 minutos o media hora provocan reacciones en el pene, facilitando las erecciones y provocando sensaciones más placenteras durante las relaciones sexuales.

González-Alarcón aclara que el Viagra no es un afrodisí­aco y además no produce una erección inmediata espontánea, siempre se necesita del estí­mulo normal que se tiene en una relación de pareja.

A la muerte

El Viagra, al igual que los otros medicamentos similares inhibidores de la fosfodiesterasa, es un medicamento de prescripción médica, es decir, no debe ser vendido sin una receta extendida por un profesional.

«El problema surge cuando es vendido sin prescripción y es usado con fines diferentes para los cuales la compañí­a lo comercializa» dice la doctora.

Julissa Martí­nez, sexóloga especializada en el tema, comenta que el uso inadecuado del medicamento podrí­a llevar a la muerte a quien lo consuma de forma inapropiada, y sobre todo cuando se mezcla con otro tipo de drogas.

Una de las contraindicaciones de esta medicina es que no debe usarse conjuntamente con medicamentos llamados nitratos, que se usan para tratar angina de pecho; sustancia que puede estar presente en algunas drogas llamadas recreacionales o de discoteca, pues al consumirse conjuntamente puede provocar una disminución severa de la presión arterial.

«Los problemas sexuales pueden no siempre requerir de fármacos para su control, siempre es necesario que un médico autorizado recete los medicamentos antes de consumirlos» í­ndica Martí­nez.

Entre las principales causas de la disfunción sexual, Martí­nez reconoce que se encuentran los problemas relacionados con el estrés y la tensión nerviosa, que requieren de un tratamiento psicológico y no farmacológico para su solución.

Copias y genéricos

El éxito obtenido por el Viagra desde su comercialización motivó a que más casas farmacéuticas reprodujeran medicamentos similares en base a su componente principal, el sildenafil.

De esa cuenta, existen en el mercado, entre copias y genéricos, cerca de 29 medicinas similares al Viagra, que en algunos casos no cuentan con la aprobación de las autoridades de Salud para su consumo.

Luis Velásquez, de la Asociación de Industrias Farmacéuticas de Guatemala, sostiene que existen varios productos genéricos que contienen sildenafil y causan resultados excelentes en quienes los consumen.

Sin embargo, reconoce que hay productos farmacéuticos que provienen del extranjero a través del contrabando, e incluso producidos en el paí­s, que no cuentan con el visto bueno de las autoridades de salud, por lo que no deben ser consumidos de ninguna forma.

«Cada pastilla tiene distintos componentes que deben ser medidos con exactitud para que no cause daños a quien la consume y muchas veces los productos descertificados originan problemas a la salud por no estar bien elaborados», señala Velásquez.

González Alarcón comenta que la venta de genéricos de sildenafil que se mercadean sin control de calidad y también que se venden sin prescripción medica, son los que ocasionan que los jóvenes tengan ví­a libre para su consumo.

Los entrevistados coinciden en que la responsabilidad de las autoridades de salud para regular el consumo de fármacos como el Viagra debe compartirse con los productores, quienes deben concientizar a la población sobre las implicaciones fatales que podrí­a tener la automedicación.

Mayoreo y menudeo

Los productos destinados a tratar la disfunción sexual que tienen como componente principal el sildenafil pueden ser vendidos únicamente bajo receta médica, de acuerdo con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, no obstante la alta demanda de la pí­ldora ha motivado para que el medicamento se venda ilegalmente al mayoreo y menudeo.

Velásquez reconoce que existen importantes cantidades de medicamentos que ingresan de manera ilegal en el paí­s a través del contrabando.

«Recomendamos que compren el producto con su orden médica en establecimientos farmacéuticos, pero sobre todo es necesario revisar que en el contenedor se indique el registro sanitario y la aprobación de una casa productora», afirma Velásquez.

Con facilidad se pueden adquirir tratamientos para la impotencia sexual en algunos comercios en el paí­s, e incluso la promoción es bastante fuerte a través de la Internet, donde existen ofertas de tratamientos con 90% de descuento y dosis de hasta US$1.59 que pueden cancelarse con tarjetas de crédito.

EL PRECIO


Las pastillas de Viagra se pueden obtener a distintos precios, que van desde Q106 las dosis de 50 miligramos hasta Q169 las de 100 miligramos en las farmacias autorizadas.

Los genéricos que tienen el sildenafil como componente principal, oscilan en precios que van desde Q75 hasta Q120. Se estima que las copias ilegales se pueden adquirir a menores precios, por lo que su consumo es más frecuente.

Paz en la alcoba


La ideologí­a machista que predomina en la sociedad guatemalteca es motivo para que la disfunción sexual sea un tema que a pocas personas agrada discutir y difí­cil de aceptar a quienes la padecen.

El sildenafil es reconocido como la medicina que ha traí­do «paz en la alcoba» de los matrimonios, ya que frecuentemente los problemas sexuales en el hombre o la mujer son motivo de discusión y hasta la separación de matrimonios.

Esto ha motivado a quienes padecen de problemas sexuales a recurrir al medicamento sin órdenes médicas y pasen por alto un problema que puede tener repercusiones en la salud si no se enfrenta de la manera adecuada con un tratamiento especializado en el caso especí­fico.

Martí­nez recomienda a quienes poseen problemas sexuales, que visiten a un especialista en el ramo, ya que la automedicación de fármacos y el uso de artefactos comerciales para motivar el placer sexual con frecuencia generan reacciones secundarias.

«La verdadera paz se puede encontrar solo cuando la pareja va junta en la búsqueda de las soluciones ya que eso motiva a que estén siempre en comunicación y se discutan los problemas de forma adecuada» refiere la especialista.

El perfil del comprador


A pesar de que la pí­ldora del sildenafil fue creada para atender problemas de hipertensión arterial, que se padecen a partir de los 40 años, en la mayorí­a de casos su uso se extendió a un rango más amplio de edades.

A partir del año 1999 cuando se reconocieron las propiedades que el medicamento tení­a para motivar la excitación sexual, el consumo fue incrementándose en grupos de hombres maduros desde los 30 años.

En primera instancia, los compradores fueron pacientes con disfunción sexual que presentaban dificultades para contener la erección del pene. Con el paso del tiempo la pí­ldora consiguió popularidad a través de su promoción en comerciales y revistas médicas, lo que hizo a más personas interesarse en los beneficios que ofrece.

Actualmente se reconoce que un buen número de jóvenes está utilizando la pí­ldora como una droga recreativa; los bares y discotecas son importantes centros de distribución donde los jóvenes la adquieren y aprovechan para hacer mezclas con otro tipo de drogas.

Al principio, se acusó al fármaco de provocar problemas cardiacos, lo que resultó no ser cierto: el fármaco, como la gran mayorí­a de medicamentos, es incompatible con otros tratamientos por lo que es indispensable que un médico valore su utilización.