Taiwán ha sido un generoso donante para un puñado de países con los que mantiene relaciones diplomáticas y entre ellos está Guatemala. El Embajador de Taiwán en Guatemala invitó a los jefes de bancada para cabildear la aprobación de un préstamo que, entre otras cosas, implica el compromiso de contratar a empresas taiwanesas para que construyan la carretera a financiar con ese dinero. Los antecedentes, el soborno con el que han bombardeado a la clase política, a la prensa y a los sectores influyentes del país, hacen que la suspicacia ante un esfuerzo como el que hace el Embajador sea plenamente justificada.
Porque Taiwán se ha negado a reconocer su delito y ha hecho lo que tanto se criticó a Luis Suárez cuando tras morder al jugador italiano dijo que lo que pasó es que se iba a caer, en vez de gallardamente asumir su culpa y responsabilidad. Taiwán insiste en que los cheques entregados a Portillo eran una donación para el país, para impulsar las bibliotecas, y sólo los idiotas y tontos de capirote pueden tragarse la patraña de que un Estado done dinero a otro entregando cheques a nombre de un candidato presidencial. Ni siquiera a nombre de un Presidente Constitucional se giran cheques para cubrir donaciones de Estado a Estado porque esa práctica no se puede aplicar en la relación bilateral entre dos países.
El actual Embajador de Taiwán puede ser una persona bien intencionada, pero representa a un país que basa sus relaciones diplomáticas con países como Guatemala en el soborno de autoridades y en oscuros financiamientos. Esa realidad no la va a aceptar el embajador porque implicaría reconocer la podrida raíz de nuestras relaciones. Y esa raíz es la que se proyecta, sin que se pueda evitar, en todos los tratos que mantengamos porque los mismos son producto de una relación diplomática espuria.
El embajador tiene interés en que se apruebe el préstamo cuanto antes y que las empresas taiwanesas puedan realizar el trabajo. Seguramente lo harán mejor que otras empresas que en Guatemala trabajan para el Estado porque tras varios escándalos de corrupción en Taiwán allá sí hay más celo para evitar trinquetes.
Pero eso no quita que sea en realidad escandaloso que un diplomático que representa unas relaciones tan cuestionables y tan espurias, convoque a los jefes de bloque del Congreso de la República para, en un agasajo, negociar con ellos la aprobación de un préstamo.
Taiwán no ha tenido la hidalguía de admitir que la fregó con los cheques para sobornar a Portillo ni la entereza de reconocer que han sobornado a otros políticos, incluyendo otros Presidentes. Mientras no lo hagan, seguirán siendo puros cómplices de la corrupción.
Minutero:
Además del desayuno
¿les darían su sorpresa?;
y es que aquí, uno más uno,
no hay error ni ligereza