Bush se cita con Sarkozy


CIUDAD DEL VATICANO

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, visitará el sábado a su homólogo estadounidense, la que para los expertos es la cita de George W. Bush con su «nuevo amigo» europeo tras perder a sus aliados británico Tony Blair, italiano Silvio Berlusconi y español José Marí­a Aznar.


Bush «está buscando amigos personales en Europa», explica Simon Serfaty, del Centro de Estudios Estratégicos e Internaciones de Washington. «Perdió a Blair, Aznar, Berlusconi y (el ruso Vladimir) Putin no es lo que esperaba».

Por su parte, Nicolas Sarkozy «comprendió que habí­a un espacio mediático que ocupar», analiza Dominique Moisi, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. «Blair se fue, Putin está ahí­ desde hace mucho… es la hora de Sarkozy».

La reunión, informal y privada, tendrá lugar en la residencia familiar de Kennebunkport (Maine, noreste de Estados Unidos) y se celebrará en un contexto favorable.

La elección de Sarkozy en mayo creó grandes expectativas en Washington, después de las tensiones a propósito de la guerra de Irak en el año 2003. El entonces presidente francés Jacques Chirac lideró la oposición internacional a la intervención militar y nunca se entendió con Bush.

El nuevo lí­der, de 52 años, tiene una imagen de dinamismo y une reputación de proestadounidense que le valió el apodo de «Sarko el Norteamericano».

«Las tensiones personales entre la mayorí­a de presidentes franceses y estadounidenses de los últimos 50 años ya no se dan», cree el experto Serfaty.

Para él, el hecho de que Sarkozy pase sus vacaciones en Estados Unidos «no tiene precedentes» y su elección de una residencia a unos pocos kilómetros de donde veranea Bush «no es una coincidencia».

«El mensaje es éste: la Francia gaullista pasó a convetirse en pasado. La nueva Francia joven, sin complejos, quiere hacer más cosas con Estados Unidos», estima Moisi.

La Casa Blanca habló incluso de una «nueva era en las relaciones» bilaterales al presentar la reunión.

En realidad, «entre Estados, las relaciones mejoraron desde hace tres años», considera Serfaty.

«La proximidad con Estados Unidos sobre Lí­bano, Irán, Afganistán o la lucha antiterrorista precede en varios años a la elección francesa», dice un diplomático de Parí­s, que además señala que en otras cuestiones no ha habido novedades: «En las negociaciones comerciales sigue habiendo diferencias».

«Hay un cambio de atmósfera, pero no necesariamente de fondo», resume Moisi.

En este momento, Bush está debilitado por la cuestión iraquí­ y Sarkozy es visto como el nuevo hombre fuerte de Europa después de haber ayudado a desbloquear el nuevo tratado europeo y a liberar a las enfermeras búlgaras en Libia.

En su nueva relación, Nicolas Sarkozy tendrá que tener presente a sus socios europeos y no buscar mucho la compañí­a de Bush, según los expertos.

Sarkozy «ya irritó bastante en Europa», sobre todo al revelarse protagonista en la resolución del caso de las enfermeras, advierte Dominique Moisi.

Otro riego es que ser amigo de Bush «puede ser peligroso si no maneja bien las relaciones con los candidatos a la sucesión» del presidente estadounidense en el 2008, asegura Franí§ois Heisbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica.

Mientras, en Francia la opinión pública sigue mayoritariamente hostil a Bush. Pero «Sarkozy se siente lo suficientemente popular por ahora.

«El mensaje es éste: la Francia gaullista pasó a convetirse en pasado. La nueva Francia joven, sin complejos, quiere hacer más cosas con Estados Unidos».

Dominique Moisi, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.