La muerte de diez militares estadounidenses en Irak el fin de semana volvió a engrosar la lista de víctimas norteamericanas antes de la reunión entre el responsable de la coalición chiíta iraquí, Abdel Aziz Hakim, y el presidente George W. Bush este lunes en Washington.
El fin de semana fue sangriento para las tropas de Estados Unidos, que perdieron 10 hombres en una serie de ataques y en un accidente, llevando a 2.895 el número de militares estadounidenses y personal asimilado muertos en Irak desde el comienzo de la invasión en marzo de 2003.
«Un helicóptero CH-46 del cuerpo de Marines se estrelló en un lago en la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, con 16 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes», anunció el ejército.
«Trece pasajeros fueron hallados el domingo en las operaciones de rescate, entre ellos un marine que no pudo ser reanimado. Se siguen haciendo esfuerzos para encontrar a las últimas tres personas que están desaparecidas», según el comunicado.
«Este incidente no parece ser consecuencia de una acción enemiga. Se abrió una investigación», concluye el ejército.
En Washington tendrá lugar este lunes el encuentro entre Bush y Hakim, tras el diagnóstico realizado por el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, de que la situación en Irak es «mucho peor» que una guerra civil, en una entrevista difundida el lunes por BBC World.
«Hace algunos años», explicó Annan, «considerando el nivel de violencia, la cantidad de personas muertas y la forma en que las fuerzas se organizan unas contra otras, calificábamos esa situación -así lo hicimos con el conflicto de Líbano y en otros casos- de guerra civil».
En Irak la situación «es mucho peor», afirmó.
El domingo, unos 30 iraquíes murieron en ataques, y en Bagdad se hallaron 50 cadáveres con disparos, víctimas de la violencia confesional.
Annan también sugirió celebrar una conferencia internacional sobre Irak, una idea que fue desestimada por el presidente iraquí Jalal Talabani y por Hakim.
Hakim dirige el Consejo Supremo de la Revolución Islámica (CSRI). Era el número uno de la lista de la Alianza Unificada iraquí, la coalición chiíta conservadora que ganó las legislativas de diciembre de 2005 al obtener 130 escaños de un total de 275.
Se prevé que Bush le pedirá luchar contra la influencia de Irán en el conflicto, en particular sobre las milicias chiitas, a cambio de la garantía de que Estados Unidos advertirá a los países árabes de la región contra cualquier apoyo militar a la comunidad sunita.
El CSRI, refugiado en Irán bajo el régimen de Saddam Hussein, es acusado por sus detractores de seguir muy vinculado a ese país, que suministraría armas y subsidios a su brazo militar, la organización Badr.
La reunión de Hakim con Bush tendrá lugar cuatro días después del encuentro del jefe de Estado norteamericano con el primer ministro iraquí, el chiíta Nuri al Maliki, en Ammán.
La reunión de Maliki y Bush fue catalogada de provocación por los allegados al jefe radical chiíta Moqtada al Sadr, que a raíz de ello pusieron fin a su apoyo al gobierno.
La cita de Hakim y Bush tendrá lugar también en momentos en que Estados Unidos revisa su estrategia en Irak a raíz de la creciente violencia tres años y medio después de su invasión del país en marzo de 2003.
«Lo que están haciendo las fuerzas estadounidenses en Irak no funciona lo suficientemente bien o lo suficientemente rápido», escribió el secretario de Defensa saliente Donald Rumsfeld, que recomendó hacer un «ajuste mayor» en Irak, poco antes de renunciar tras la derrota electoral de los republicanos en las legislativas de noviembre.
Rumsfeld defendía un redespliegue masivo de las unidades estadounidenses, una aceleración del entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes y el apoyo a jefes de guerra iraquíes a través del desembolso de dinero estadounidense, «como lo hacía Saddam Hussein».
El miércoles, el Grupo de Estudios sobre Irak, presidido por el ex secretario de Estado James Baker, debe entregar a Bush su aguardado informe, que aconsejaría la retirada del grueso de las tropas de combate de aquí a comienzos de 2008.
Nueve militares estadounidenses murieron el fin de semana en Irak durante una serie de ataques.
Paralelamente, se reanudó el lunes en Bagdad el juicio a Saddam Hussein y a seis de sus colaboradores por su responsabilidad en las campañas militares de Anfal, que mataron a 180.000 kurdos a fines de los años ’80.
El fiscal Munqith al Farun pidió en la apertura de la 27ª audiencia acelerar la comparecencia de testigos de la acusación.