El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró ayer que la alicaída economía estadounidense era «estructuralmente sana en el largo plazo» y aseguró que firmará pronto el paquete de reactivación económica.
Los comentarios de Bush siguieron a la firma, por parte del mandatario de una evaluación formal de la economía, preparada por la Casa Blanca, en medio de crecientes temores de que en este año electoral la economía del país más rico del mundo esté entrando en recesión.
«Este reporte indica que nuestra economía es estructuralmente sana a largo plazo y que estamos lidiando con incertidumbres de corto plazo», aseguró el presidente a los reporteros durante una breve ceremonia de firma.
Bush, que debe firmar un plan de reanimación económica de 160 mil millones de dólares ya aprobados por el Congreso, expresó que el plan «ayudará a enfrentar la incertidumbre».
«Estoy muy satisfecho de que el Congreso (controlado por la oposición) y el gobierno hayan trabajado estrechamente juntos para lograr la aprobación de un robusto paquete de impulso al crecimiento para lidiar con la incertidumbre», dijo. «Lo firmaré pronto», aseguró.
Según el documento de la Casa Blanca firmado por Bush, la economía estadounidense debería desacelerarse en 2008 pero escapará a la recesión, aunque la crisis del crédito y del sector inmobiliario afectará a las familias y a las empresas.
«El crecimiento debería continuar en 2008. La mayoría de las previsiones sugieren que el ritmo se desacelerará en el primer semestre de 2008, antes de fortalecerse en el segundo semestre», afirma el documento anual de la presidencia sobre la economía.
El crecimiento debería alcanzar así 2,7% en 2008 (al igual que en 2007), antes de acelerar a 3% en los dos años siguientes.
En efecto «la economía estadounidense mantiene sus sólidas bases, aunque afronta desafíos», señala el documento.
Entre los desafíos, los consejeros económicos citan principalmente la crisis del sector inmobiliario y del crédito.
«Los efectos de la baja de los precios inmobiliarios en ciertas regiones y el endurecimiento de las condiciones del crédito tendrán sin duda un efecto sobre los gastos de los consumidores y de las empresas», agregan.