La Casa Blanca se dispone a pedir al Congreso estadounidense 70 mil millones de dólares para financiar las guerras en Irak y Afganistán en «la primera parte» del año fiscal 2009, hasta la llegada de la próxima administración, anunció ayer el Pentágono.
«Enviaremos el presupuesto para el año fiscal 2009», que comienza en octubre, indicó el portavoz del departamento de Defensa Bryan Whitman. «Esta demanda incluirá «una solicitud para una atribución de urgencia destinada a financiar las actividades vinculadas a la guerra contra el terrorismo», por 70 mil millones de dólares, agregó.
Ese monto «sólo será una parte del dinero requerido para financiar la guerra contra el terrorismo en 2009», destacó; «eso no cubrirá el conjunto del año», pero permitirá cubrir los gastos vinculados a la guerra hasta el cambio de administración en enero de 2009.
El presidente George W. Bush había pedido al Congreso que desbloqueara un presupuesto de 196.400 millones de dólares para financiar las operaciones de combate en 2008.
Por el momento, el Congreso aprobó menos de la mitad de esa suma, es decir 70 mil millones para las operaciones de combate y 16.800 millones para la compra de vehículos blindados resistentes a las minas.
No al retiro apresurado
El presidente George W. Bush advirtió ayer que un retiro apresurado de tropas estadounidenses de Irak sería catastrófico, y por otro lado pidió aprobar el TLC con Colombia para frenar el «falso populismo» en América, en su discurso sobre el «estado de la unión».
Bush también se refirió al «período de incertidumbre» de la economía estadounidense, y pidió a los legisladores adoptar medidas «humanas» para solventar la situación de indocumentados radicados en el país, en lo que debe ser su último discurso sobre el «estado de la unión» en el Congreso en Washington.
El presidente pidió al Congreso «hallar una forma sensata y humana para tratar a la gente» que está ilegal en Estados Unidos. «La inmigración ilegal es complicada, pero puede ser resuelta», destacó.
En referencias a Latinoamérica, pidió a los congresistas aprobar el TLC con Colombia, para frenar el «falso populismo», en referencia al presidente venezolano, Hugo Chávez, y pidió «libertad» en Cuba.
«Si no logramos pasar el acuerdo (con Colombia), vamos a envalentonar a los proveedores de falso populismo en nuestro continente», advirtió, lo que, según uno de sus consejeros, iba dirigido a Chávez, máximo rival de Estados Unidos en la región.
Bush, que enfrenta presión del pueblo estadounidense y de los principales aspirantes a la nominación demócrata para las presidenciales de noviembre para modificar la política en Irak, afirmó en su discurso: «Cualquier disminución de soldados estadounidenses se basará en las condiciones en Irak y en las recomendaciones de nuestros comandantes».
El presidente citó al máximo jefe militar estadounidense en Irak, general David Petraeus, al advertir que un retiro prematuro de los soldados llevaría a una «desintegración» de la fuerza de seguridad de Irak y la recuperación de terreno de Al Qaeda.
El mandatario advirtió a Irán: Estados Unidos «enfrentará a aquellos que amenacen a nuestras tropas, daremos la cara por nuestros aliados, y defenderemos nuestros intereses vitales en el Golfo Persa».
Bush, quien hizo su primera gira por Israel y los territorios palestinos a principios de mes, reiteró su deseo de concretar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos antes de que termine su presidencia dentro de un año.
«Este mes en Ramala y Jerusalén les aseguré a los líderes de ambos lados que Estados Unidos hará, y yo haré, todo lo que podamos para ayudarlos a lograr el acuerdo de paz que defina un Estado palestino para el final de este año».
Siguiendo con la política exterior, Bush indicó que «Estados Unidos se opone al genocidio en Sudán y apoya la libertad en países como Cuba, Zimbabue, Belarús y Birmania».
Ante los temores por la desaceleración económica en Estados Unidos, Bush dijo: «A largo plazo, los estadounidenses pueden confiar en nuestro crecimiento económico». «No creo que haya recesión», afirmó.
A corto plazo, presionó al Congreso a adoptar rápidamente su plan para relanzamiento económico que provocó la semana pasada un poco común acuerdo político.
El gobierno de Bush ya había advertido que el discurso del mandatario, que tiene una aprobación de sólo 30% de los estadounidenses, no tendría grandes anuncios, en momentos en que restan menos de 12 meses de la actual administración, que tiene una difícil cohabitación con el Congreso dominado por los demócratas.
Bush se contentó con pedir acabar «el trabajo no terminado», como por ejemplo mantener en el tiempo las rebajas fiscales o adoptar una ley sobre las escuchas antiterroristas.
Los demócratas criticaron el discurso de Bush. «Estuvo lleno de la misma retórica vacía que el pueblo estadounidense ha llegado a esperar de este presidente», dijo el precandidato Barack Obama.
Mientras, la ex primera dama Hillary Clinton dijo que se trató de «más de lo mismo». Fue «un frustrante compromiso con las mismas políticas fallidas que transformaron superávit récords en enormes déficits, y empujaron a una economía del siglo XXI hacia la recesión», agregó.
Los demócratas criticaron el discurso a la nación que dio el presidente estadounidense George W. Bush: los precandidatos Barack Obama y Hillary Clinton se refirieron a su «retórica vacía» y sus «políticas fallidas».
«Esta noche, por séptimo año, el pueblo estadounidense escuchó un «estado de la unión» que no refleja lo que Estados Unidos ve, y no se refiere a los desafíos que enfrentamos», dijo el senador Obama sobre el discurso de Bush ante el Congreso.
El discurso «estuvo lleno de la misma retórica vacía que el pueblo estadounidense ha llegado a esperar de este presidente», agregó en una declaración, criticando sus «políticas fallidas».
Mientras, la ex primera dama Hillary Clinton dijo que se trató de «más de lo mismo».
Fue «un frustrante compromiso con las mismas políticas fallidas que transformaron superávit récords en enormes déficits, y empujaron a una economía del siglo XXI hacia la recesión», agregó.
Mientras, Nancy Pelosi, líder demócrata en la Cámara de Representantes, y Harry Reid, líder demócrata en el senado, dijeron que la visión que ofreció Bush fue «demasiado pequeña para muchos de los desafíos» que enfrenta Estados Unidos.