El presidente norteamericano, George W. Bush, declaró esta mañana que creía posible lograr un acuerdo global de lucha contra el cambio climático antes del final de su mandato en enero de 2009, aunque los europeos son más bien escépticos.
«Creo que podemos conseguir un acuerdo sobre el cambio climático durante mi presidencia», indicó Bush al final de su última cumbre Unión Europea-Estados Unidos celebrada en Eslovenia.
La cuestión divide a europeos y norteamericanos, ya que los primeros juzgan que el único medio de lograr reducir en forma duradera las emisiones de gases de efecto invernadero es estableciendo objetivos vinculantes.
La administración Bush, en cambio, se niega a admitir esta posibilidad si no se incluye en el acuerdo a los países emergentes como China o India.
El presidente norteamericano lanzó en 2007 su propia iniciativa sobre el cambio climático, buscando el compromiso de todas las grandes economías mundiales.
Esta idea de Bush fue vista por muchos como una forma de competir con los esfuerzos de la ONU, incluso si el presidente estadounidense afirma que se trata de una contribución.
En ese marco, el primer ministro esloveno Janez Jansa, cuyo país ejerce la presidencia semestral de la UE y que lideró las conversaciones del lado europeo, indicó que ambas partes tenían «puntos de vista diferentes» sobre el modo de luchar contra el calentamiento climático.
«Nosotros, en el seno de la Unión Europea, estimamos que las restricciones obligatorias (en las emisiones de CO2) son importantes» para lograr un acuerdo mundial sobre el tema del cambio climático, dijo Jansa.
Los países de la UE se fijaron un ambicioso objetivo de reducción de las emisiones de efecto invernadero de por lo menos el 20% de aquí a 2020, desarrollando en particular las energías renovables.
Estados Unidos no firmó el protocolo de Kioto sobre una reducción de los gases con efecto de invernadero, responsables del calentamiento.
A pesar de las palabras de Bush, los europeos no se hacen ilusiones y esperan en realidad que su sucesor adopte una posición más conciliatoria con vistas a la Cumbre de Copenhague de diciembre de 2009 que debe conducir a un acuerdo mundial para la reducción de emisiones de C02 tras 2012, año de expiración del Protocolo de Kioto.